Gran remedio es el corazón alegre, pero el ánimo decaído seca los huesos. | El corazón alegre constituye buen remedio; Mas el espíritu triste seca los huesos. |
La hierba se seca y la flor se marchita, pero la palabra de nuestro Dios permanece para siempre. | Sécase la hierba, marchítase la flor; mas la palabra del Dios nuestro permanece para siempre. |
|
Oh Dios, tú eres mi Dios; yo te busco intensamente. Mi alma tiene sed de ti; todo mi ser te anhela, cual tierra seca, extenuada y sedienta. | Dios, Dios mío eres tú; De madrugada te buscaré; Mi alma tiene sed de ti, mi carne te anhela, En tierra seca y árida donde no hay aguas. |
Hacia ti extiendo las manos; me haces falta, como el agua a la tierra seca. Selah | Extendí mis manos a ti, Mi alma a ti como la tierra sedienta. Selah |
La vid se marchitó; languideció la higuera; se marchitaron los granados, las palmeras, los manzanos, ¡todos los árboles del campo! ¡Y hasta la alegría de la gente acabó por marchitarse! | La vid está seca, y pereció la higuera; el granado también, la palmera y el manzano; todos los árboles del campo se secaron, por lo cual se extinguió el gozo de los hijos de los hombres. |
Dios da un hogar a los desamparados y libertad a los cautivos; los rebeldes habitarán en el desierto. | Dios hace habitar en familia a los desamparados; Saca a los cautivos a prosperidad; Mas los rebeldes habitan en tierra seca. |