- Enséñanos a contar de tal modo nuestros días,
que traigamos al corazón sabiduría. - A todo el que te pida, dale, y al que te quite lo que es tuyo, no se lo reclames.
- No envidies al hombre violento,
y no escojas ninguno de sus caminos;
porque el hombre perverso es abominación para el Señor;
pero Él es amigo íntimo de los rectos. - Abandone el impío su camino,
y el hombre inicuo sus pensamientos,
y vuélvase al Señor,
que tendrá de él compasión,
al Dios nuestro,
que será amplio en perdonar. - Busqué al Señor, y Él me respondió,
y me libró de todos mis temores. - Yo dije al Señor: Tú eres mi Señor;
ningún bien tengo fuera de ti. - Y si no os parece bien servir al Señor, escoged hoy a quién habéis de servir: si a los dioses que sirvieron vuestros padres, que estaban al otro lado del Río, o a los dioses de los amorreos en cuya tierra habitáis; pero yo y mi casa, serviremos al Señor.
- El enojo del necio se conoce al instante,
mas el prudente oculta la deshonra. - Y no entristezcáis al Espíritu Santo de Dios, por el cual fuisteis sellados para el día de la redención.
- Como el agua refleja el rostro,
así el corazón del hombre refleja al hombre. - Panal de miel son las palabras agradables,
dulces al alma y salud para los huesos. - Bienaventurado todo aquel que teme al Señor,
que anda en sus caminos. - Al de firme propósito guardarás en perfecta paz,
porque en ti confía. - Cuando comencé a hablar, el Espíritu Santo descendió sobre ellos, tal como lo hizo sobre nosotros al principio.
- Los sacrificios de Dios son el espíritu contrito;
al corazón contrito y humillado, oh Dios, no despreciarás. - La ley del Señor es perfecta, que restaura el alma;
el testimonio del Señor es seguro, que hace sabio al sencillo. - Al que no conoció pecado, le hizo pecado por nosotros, para que fuéramos hechos justicia de Dios en Él.
- Y el que suministra semilla al sembrador y pan para su alimento, suplirá y multiplicará vuestra sementera y aumentará la siega de vuestra justicia.
- Examinemos nuestros caminos y escudriñémoslos,
y volvamos al Señor. - De día mandará el Señor su misericordia,
y de noche su cántico estará conmigo;
elevaré una oración al Dios de mi vida. - Yo, yo soy vuestro consolador.
¿Quién eres tú que temes al hombre mortal,
y al hijo del hombre que como hierba es tratado? - Bendeciré al Señor en todo tiempo;
continuamente estará su alabanza en mi boca. - Honra al Señor con tus bienes
y con las primicias de todos tus frutos. - Mientras ministraban al Señor y ayunaban, el Espíritu Santo dijo: Apartadme a Bernabé y a Saulo para la obra a la que los he llamado.
- Que cada uno dé como propuso en su corazón, no de mala gana ni por obligación, porque Dios ama al dador alegre.
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Versículo de la Biblia del día
¿Qué Dios hay como tú, que perdona la iniquidady pasa por alto la rebeldía del remanente de su heredad?
No persistirá en su ira para siempre,
porque se complace en la misericordia.