Y no nos cansemos de hacer el bien, pues a su tiempo, si no nos cansamos, segaremos. | No nos cansemos, pues, de hacer bien; porque a su tiempo segaremos, si no desmayamos. |
No seas vencido por el mal, sino vence con el bien el mal. | No seas vencido de lo malo, sino vence con el bien el mal. |
A los que por la perseverancia en hacer el bien buscan gloria, honor e inmortalidad: vida eterna. | Vida eterna a los que, perseverando en bien hacer, buscan gloria y honra e inmortalidad. |
Aprended a hacer el bien, buscad la justicia, reprended al opresor, defended al huérfano, abogad por la viuda. | Aprended a hacer el bien; buscad el juicio, restituid al agraviado, haced justicia al huérfano, amparad a la viuda. |
Sé que no hay nada mejor para ellos que regocijarse y hacer el bien en su vida; además, que todo hombre que coma y beba y vea lo bueno en todo su trabajo, eso es don de Dios. | Yo he conocido que no hay para ellos cosa mejor que alegrarse, y hacer bien en su vida; y también que es don de Dios que todo hombre coma y beba, y goce el bien de toda su labor. |
Apártate del mal y haz el bien, busca la paz y síguela. | Apártate del mal, y haz el bien; Busca la paz, y síguela. |
Lavaos, limpiaos, quitad la maldad de vuestras obras de delante de mis ojos; cesad de hacer el mal. | Lavaos y limpiaos; quitad la iniquidad de vuestras obras de delante de mis ojos; dejad de hacer lo malo. |
Como la sentencia contra una mala obra no se ejecuta enseguida, por eso el corazón de los hijos de los hombres está en ellos entregado enteramente a hacer el mal. | Por cuanto no se ejecuta luego sentencia sobre la mala obra, el corazón de los hijos de los hombres está en ellos dispuesto para hacer el mal. |
Pues El que quiere amar la vida y ver días buenos, refrene su lengua del mal y sus labios no hablen engaño. Apártese del mal y haga el bien; busque la paz y sígala. | Porque: El que quiere amar la vida Y ver días buenos, Refrene su lengua de mal, Y sus labios no hablen engaño; Apártese del mal, y haga el bien; Busque la paz, y sígala. |
No niegues el bien a quien se le debe, cuando esté en tu mano el hacerlo. | No te niegues a hacer el bien a quien es debido, Cuando tuvieres poder para hacerlo. |
Pues, ¡cuánto más vale un hombre que una oveja! Por tanto, es lícito hacer bien en el día de reposo. | Pues ¿cuánto más vale un hombre que una oveja? Por consiguiente, es lícito hacer el bien en los días de reposo. |
El rostro del Señor está contra los que hacen mal, para cortar de la tierra su memoria. | La ira de Jehová contra los que hacen mal, Para cortar de la tierra la memoria de ellos. |
Entonces el Señor Dios dijo: He aquí, el hombre ha venido a ser como uno de nosotros, conociendo el bien y el mal; cuidado ahora no vaya a extender su mano y tomar también del árbol de la vida, y coma y viva para siempre. Y el Señor Dios lo echó del huerto del Edén, para que labrara la tierra de la cual fue tomado. | Y dijo Jehová Dios: He aquí el hombre es como uno de nosotros, sabiendo el bien y el mal; ahora, pues, que no alargue su mano, y tome también del árbol de la vida, y coma, y viva para siempre. Y lo sacó Jehová del huerto del Edén, para que labrase la tierra de que fue tomado. |
No devolviendo mal por mal, o insulto por insulto, sino más bien bendiciendo, porque fuisteis llamados con el propósito de heredar bendición. | No devolviendo mal por mal, ni maldición por maldición, sino por el contrario, bendiciendo, sabiendo que fuisteis llamados para que heredaseis bendición. |
¿Y quién os podrá hacer daño si demostráis tener celo por lo bueno? | ¿Y quién es aquel que os podrá hacer daño, si vosotros seguís el bien? |
Hay engaño en el corazón de los que traman el mal, y gozo en los consejeros de paz. | Engaño hay en el corazón de los que piensan el mal; Pero alegría en el de los que piensan el bien. |
Ciertamente no hay hombre justo en la tierra que haga el bien y nunca peque. | Ciertamente no hay hombre justo en la tierra, que haga el bien y nunca peque. |
El temor del Señor es aborrecer el mal. El orgullo, la arrogancia, el mal camino y la boca perversa, yo aborrezco. | El temor de Jehová es aborrecer el mal; La soberbia y la arrogancia, el mal camino, Y la boca perversa, aborrezco. |
Antes bien, sea vuestro hablar: «Sí, sí» o «No, no»; y lo que es más de esto, procede del mal. | Pero sea vuestro hablar: Sí, sí; no, no; porque lo que es más de esto, de mal procede. |
Confía en el Señor, y haz el bien; habita en la tierra, y cultiva la fidelidad. | Confía en Jehová, y haz el bien; Y habitarás en la tierra, y te apacentarás de la verdad. |
Y no temáis a los que matan el cuerpo, pero no pueden matar el alma; más bien temed a aquel que puede hacer perecer tanto el alma como el cuerpo en el infierno. | Y no temáis a los que matan el cuerpo, mas el alma no pueden matar; temed más bien a aquel que puede destruir el alma y el cuerpo en el infierno. |
Porque las costumbres de los pueblos son vanidad; pues un leño del bosque es cortado, lo trabajan las manos de un artífice con la azuela; con plata y oro lo adornan, con clavos y martillos lo aseguran para que no se mueva. Como los espantapájaros de un pepinar, sus ídolos no hablan; tienen que ser transportados, porque no andan. No les tengáis miedo, porque no pueden hacer ningún mal, ni tampoco hacer bien alguno. | Porque las costumbres de los pueblos son vanidad; porque leño del bosque cortaron, obra de manos de artífice con buril. Con plata y oro lo adornan; con clavos y martillo lo afirman para que no se mueva. Derechos están como palmera, y no hablan; son llevados, porque no pueden andar. No tengáis temor de ellos, porque ni pueden hacer mal, ni para hacer bien tienen poder. |
Y no nos metas en tentación, mas líbranos del mal. Porque tuyo es el reino y el poder y la gloria para siempre jamás. Amén. | Y no nos metas en tentación, mas líbranos del mal; porque tuyo es el reino, y el poder, y la gloria, por todos los siglos. Amén. |
Vosotros pensasteis hacerme mal, pero Dios lo tornó en bien para que sucediera como vemos hoy, y se preservara la vida de mucha gente. | Vosotros pensasteis mal contra mí, mas Dios lo encaminó a bien, para hacer lo que vemos hoy, para mantener en vida a mucho pueblo. |
Mirad que ninguno devuelva a otro mal por mal, sino procurad siempre lo bueno los unos para con los otros, y para con todos. | Mirad que ninguno pague a otro mal por mal; antes seguid siempre lo bueno unos para con otros, y para con todos. |