- Abre tu boca, juzga con justicia
y defiende la causa del pobre y del menesteroso. - El que encubre la falta busca la amistad;
el que la divulga, aparta al amigo. - El hombre perverso promueve contienda,
y el chismoso separa a los mejores amigos. - El que anda con chismes revela el secreto;
el de espíritu fiel lo guarda íntegro. - Que tus ojos miren lo recto
y que tus párpados se abran a lo que tienes delante. - Mejor es lo poco con el temor de Jehová,
que un gran tesoro donde hay turbación. - El corazón alegre es una buena medicina,
pero el espíritu triste seca los huesos. - El malvado obra con falsedad;
el que siembra justicia obtendrá firme galardón. - El de corazón sabio recibe los mandamientos,
mas el de labios necios va a su ruina. - Hay camino que al hombre le parece derecho,
pero es camino que lleva a la muerte. - La esperanza de los justos es alegría,
mas la esperanza de los malvados perecerá. - El de labios mentirosos encubre el odio;
el que propaga la calumnia es un necio. - Él provee de sana sabiduría a los rectos:
es escudo para los que caminan rectamente. - El necio menosprecia el consejo de su padre;
el prudente acepta la corrección. - El rico se hace dueño de los pobres
y el que toma prestado se hace siervo del que presta. - Las riquezas de vanidad disminuyen;
el que recoge con mano laboriosa las aumenta. - Porque Jehová da la sabiduría
y de su boca proceden el conocimiento y la inteligencia. - Las palabras del chismoso son como bocados suaves
que penetran hasta las entrañas. - La muerte y la vida están en poder de la lengua;
el que la ama, comerá de sus frutos. - Todo camino del hombre es recto en su propia opinión,
pero Jehová pesa los corazones. - El hombre que tiene amigos debe ser amistoso,
y amigos hay más unidos que un hermano. - El necio, al punto da a conocer su ira,
pero el prudente no hace caso de la injuria. - Guarda, hijo mío, el mandamiento de tu padre
y no abandones la enseñanza de tu madre. - La soberbia del hombre le acarrea humillación,
pero al humilde de espíritu lo sustenta la honra. - El prudente ve el mal y se esconde,
pero los incautos pasan y se llevan el daño.
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