Me dejé buscar por los que no preguntaban por mí; me dejé hallar por los que no me buscaban. Dije: «Heme aquí, heme aquí», a una nación que no invocaba mi nombre.
Por cuanto todos pecaron y no alcanzan la gloria de Dios, siendo justificados gratuitamente por su gracia por medio de la redención que es en Cristo Jesús.