- Yo soy la vid verdadera, y mi Padre es el labrador. Todo pámpano que en mí no lleva fruto, lo quitará; y todo aquel que lleva fruto, lo limpiará, para que lleve más fruto.
- Ya vosotros estáis limpios por la palabra que os he hablado.
- Yo soy la vid, vosotros los pámpanos; el que permanece en mí, y yo en él, éste lleva mucho fruto; porque separados de mí nada podéis hacer.
- Si permanecéis en mí, y mis palabras permanecen en vosotros, pedid todo lo que queréis, y os será hecho.
- En esto es glorificado mi Padre, en que llevéis mucho fruto, y seáis así mis discípulos.
- Si guardareis mis mandamientos, permaneceréis en mi amor; así como yo he guardado los mandamientos de mi Padre, y permanezco en su amor.
- Estas cosas os he hablado, para que mi gozo esté en vosotros, y vuestro gozo sea cumplido.
- Este es mi mandamiento: Que os améis unos a otros, como yo os he amado.
- Nadie tiene mayor amor que este, que uno ponga su vida por sus amigos.
- No me elegisteis vosotros a mí, sino que yo os elegí a vosotros, y os he puesto para que vayáis y llevéis fruto, y vuestro fruto permanezca; para que todo lo que pidiereis al Padre en mi nombre, él os lo dé.
- Si el mundo os aborrece, sabed que a mí me ha aborrecido antes que a vosotros.
- Pero cuando venga el Consolador, a quien yo os enviaré del Padre, el Espíritu de verdad, el cual procede del Padre, él dará testimonio acerca de mí.
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