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Versículos de la Biblia sobre los Milagros

  • Mirándolos Jesús, dijo: Para los hombres es imposible, pero no para Dios, porque todas las cosas son posibles para Dios.
  • Jesús le dijo: «¿Cómo si tú puedes?». Todas las cosas son posibles para el que cree.
  • He aquí, yo soy el Señor, el Dios de toda carne, ¿habrá algo imposible para mí?
  • Y Él respondió: Lo imposible para los hombres, es posible para Dios.
  • Pero cuando Jesús lo oyó, le respondió: No temas; cree solamente, y ella será sanada.
  • Porque ninguna cosa será imposible para Dios.
  • Porque tú formaste mis entrañas;
    me hiciste en el seno de mi madre.
    Te alabaré, porque asombrosa y maravillosamente he sido hecho;
    maravillosas son tus obras,
    y mi alma lo sabe muy bien.
  • Pero Jesús, mirándolos, les dijo: Para los hombres eso es imposible, pero para Dios todo es posible.
  • Y Él les dijo: Por vuestra poca fe; porque en verdad os digo que si tenéis fe como un grano de mostaza, diréis a este monte: «Pásate de aquí allá», y se pasará; y nada os será imposible.
  • Y tomando los cinco panes y los dos peces, levantando los ojos al cielo, los bendijo, y los partió, y los iba dando a los discípulos para que los sirvieran a la gente. Todos comieron y se saciaron; y se recogieron de lo que les sobró de los pedazos: doce cestas llenas.
  • Alabaré al Señor con todo mi corazón.
    Todas tus maravillas contaré.
  • Respondiendo Jesús, les dijo: En verdad os digo que si tenéis fe y no dudáis, no solo haréis lo de la higuera, sino que aun si decís a este monte: «Quítate y échate al mar», así sucederá.
  • Jesús estaba enseñando en una de las sinagogas un día de reposo, y había allí una mujer que durante dieciocho años había tenido una enfermedad causada por un espíritu; estaba encorvada, y de ninguna manera se podía enderezar. Cuando Jesús la vio, la llamó y le dijo: Mujer, has quedado libre de tu enfermedad. Y puso las manos sobre ella, y al instante se enderezó y glorificaba a Dios. Pero el oficial de la sinagoga, indignado porque Jesús había sanado en día de reposo, reaccionó diciendo a la multitud: Hay seis días en los cuales se debe trabajar; venid, pues, en esos días y sed sanados, y no en día de reposo. Entonces el Señor le respondió, y dijo: Hipócritas, ¿no desata cada uno de vosotros su buey o su asno del pesebre en día de reposo y lo lleva a beber? Y esta, que es hija de Abraham, a la que Satanás ha tenido atada durante dieciocho largos años, ¿no debía ser libertada de esta ligadura en día de reposo? Y al decir Él esto, todos sus adversarios se avergonzaban, pero toda la multitud se regocijaba por todas las cosas gloriosas hechas por Él.
  • Pero cuando ellos le vieron andando sobre el mar, pensaron que era un fantasma y se pusieron a gritar; porque todos le vieron y se turbaron. Pero enseguida Él habló con ellos y les dijo: ¡Tened ánimo; soy yo, no temáis!
  • Y caí al suelo, y oí una voz que me decía: «Saulo, Saulo, ¿por qué me persigues?».
  • Después que oraron, el lugar donde estaban reunidos tembló, y todos fueron llenos del Espíritu Santo y hablaban la palabra de Dios con valor.
  • Después de haber dicho estas cosas, fue elevado mientras ellos miraban, y una nube le recibió y le ocultó de sus ojos.
  • Solamente temed al Señor y servidle en verdad con todo vuestro corazón; pues habéis visto cuán grandes cosas ha hecho por vosotros.
  • Por tanto, el Señor mismo os dará una señal: He aquí, una virgen concebirá y dará a luz un hijo, y le pondrá por nombre Emmanuel.
  • Entonces entró también el otro discípulo, el que había llegado primero al sepulcro, y vio y creyó. Porque todavía no habían entendido la Escritura, que Jesús debía resucitar de entre los muertos.
  • Todo esto sucedió para que se cumpliera lo que el Señor había hablado por medio del profeta, diciendo: He aquí, la virgen concebirá y dara a luz un hijo, y le pondrán por nombre Emmanuel, que traducido significa: Dios con nosotros.
  • Y el nacimiento de Jesucristo fue como sigue. Estando su madre María desposada con José, antes de que se consumara el matrimonio, se halló que había concebido por obra del Espíritu Santo.