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Animo y aliento (3/4)

Ciertamente, la palabra de Dios es viva y poderosa, y más cortante que cualquier espada de dos filos. Penetra hasta lo más profundo del alma y del espíritu, hasta la médula de los huesos, y juzga los pensamientos y las intenciones del corazón.Porque la palabra de Dios es viva y eficaz, y más cortante que cualquier espada de dos filos; penetra hasta la división del alma y del espíritu, de las coyunturas y los tuétanos, y es poderosa para discernir los pensamientos y las intenciones del corazón.
Vengan a mí todos ustedes que están cansados y agobiados, y yo les daré descanso.Venid a mí, todos los que estáis cansados y cargados, y yo os haré descansar.
Rásguense el corazón y no las vestiduras. Vuélvanse al Señor su Dios, porque él es bondadoso y compasivo, lento para la ira y lleno de amor, cambia de parecer y no castiga.Rasgad vuestro corazón y no vuestros vestidos; volved ahora al Señor vuestro Dios, porque Él es compasivo y clemente, lento para la ira, abundante en misericordia, y se arrepiente de infligir el mal.
¡Levanta la voz, y hazles justicia! ¡Defiende a los pobres y necesitados!Abre tu boca, juzga con justicia, y defiende los derechos del afligido y del necesitado.
Y lleven una vida de amor, así como Cristo nos amó y se entregó por nosotros como ofrenda y sacrificio fragante para Dios.Y andad en amor, así como también Cristo os amó y se dio a sí mismo por nosotros, ofrenda y sacrificio a Dios, como fragante aroma.
Así que ayunamos y oramos a nuestro Dios pidiéndole su protección, y él nos escuchó.Ayunamos, pues, y pedimos a nuestro Dios acerca de esto, y Él escuchó nuestra súplica.
Desde antes que nacieran los montes y que crearas la tierra y el mundo, desde los tiempos antiguos y hasta los tiempos postreros, tú eres Dios.Antes que los montes fueran engendrados, y nacieran la tierra y el mundo, desde la eternidad y hasta la eternidad, tú eres Dios.
El Señor da la riqueza y la pobreza; humilla, pero también enaltece.El Señor empobrece y enriquece; humilla y también exalta.
Sáname, Señor, y seré sanado; sálvame y seré salvado, porque tú eres mi alabanza.Sáname, oh Señor, y seré sanado; sálvame y seré salvo, porque tú eres mi alabanza.
Examíname, oh Dios, y sondea mi corazón; ponme a prueba y sondea mis pensamientos. Fíjate si voy por mal camino, y guíame por el camino eterno.Escudríñame, oh Dios, y conoce mi corazón; pruébame y conoce mis inquietudes. Y ve si hay en mí camino malo, y guíame en el camino eterno.
Y, cuando él venga, convencerá al mundo de su error en cuanto al pecado, a la justicia y al juicio.Y cuando Él venga, convencerá al mundo de pecado, de justicia y de juicio.
Defiendan la causa del huérfano y del desvalido; al pobre y al oprimido háganles justicia.Defended al débil y al huérfano; haced justicia al afligido y al menesteroso.
Si mi pueblo, que lleva mi nombre, se humilla y ora, y me busca y abandona su mala conducta, yo lo escucharé desde el cielo, perdonaré su pecado y restauraré su tierra.Y se humilla mi pueblo sobre el cual es invocado mi nombre, y oran, buscan mi rostro y se vuelven de sus malos caminos, entonces yo oiré desde los cielos, perdonaré su pecado y sanaré su tierra.
De esta manera mostraré mi grandeza y mi santidad, y me daré a conocer ante muchas naciones. Entonces sabrán que yo soy el Señor.Y mostraré mi grandeza y santidad, y me daré a conocer a los ojos de muchas naciones; y sabrán que yo soy el Señor.
Si tengo el don de profecía y entiendo todos los misterios y poseo todo conocimiento, y si tengo una fe que logra trasladar montañas, pero me falta el amor, no soy nada.Y si tuviera el don de profecía, y entendiera todos los misterios y todo conocimiento, y si tuviera toda la fe como para trasladar montañas, pero no tengo amor, nada soy.
En el principio ya existía el Verbo, y el Verbo estaba con Dios, y el Verbo era Dios.En el principio existía el Verbo, y el Verbo estaba con Dios, y el Verbo era Dios.
Yo reprendo y disciplino a todos los que amo. Por lo tanto, sé fervoroso y arrepiéntete.Yo reprendo y disciplino a todos los que amo; sé, pues, celoso y arrepiéntete.
Y el testimonio es este: que Dios nos ha dado vida eterna, y esa vida está en su Hijo.Y el testimonio es este: que Dios nos ha dado vida eterna, y esta vida está en su Hijo.
Infundiré mi Espíritu en ustedes, y haré que sigan mis preceptos y obedezcan mis leyes.Pondré dentro de vosotros mi espíritu y haré que andéis en mis estatutos, y que cumpláis cuidadosamente mis ordenanzas.
Y yo le pediré al Padre, y él les dará otro Consolador para que los acompañe siempre.Y yo rogaré al Padre, y Él os dará otro Consolador para que esté con vosotros para siempre.
Vengan, síganme —les dijo Jesús—, y los haré pescadores de hombres.Y les dijo: Seguidme, y yo os haré pescadores de hombres.
Recompensa de la humildad y del temor del Señor son las riquezas, la honra y la vida.La recompensa de la humildad y el temor del Señor son la riqueza, el honor y la vida.
Tuyos son, Señor, la grandeza y el poder, la gloria, la victoria y la majestad. Tuyo es todo cuanto hay en el cielo y en la tierra. Tuyo también es el reino, y tú estás por encima de todo.Tuya es, oh Señor, la grandeza y el poder y la gloria y la victoria y la majestad, en verdad, todo lo que hay en los cielos y en la tierra; tuyo es el dominio, oh Señor, y tú te exaltas como soberano sobre todo.
En efecto, «el que quiera amar la vida y gozar de días felices, que refrene su lengua de hablar el mal y sus labios de proferir engaños; que se aparte del mal y haga el bien; que busque la paz y la siga.»Pues El que quiere amar la vida y ver días buenos, refrene su lengua del mal y sus labios no hablen engaño. Apártese del mal y haga el bien; busque la paz y sígala.
Mientras comían, Jesús tomó pan y lo bendijo. Luego lo partió y se lo dio a sus discípulos, diciéndoles: —Tomen y coman; esto es mi cuerpo.Mientras comían, Jesús tomó pan, y habiéndolo bendecido, lo partió, y dándoselo a los discípulos, dijo: Tomad, comed; esto es mi cuerpo.

Busqué al Señor, y él me respondió; me libró de todos mis temores.Busqué al Señor, y Él me respondió, y me libró de todos mis temores.
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Versículo de la Biblia del día

Si vivimos, para el Señor vivimos; y, si morimos, para el Señor morimos. Así pues, sea que vivamos o que muramos, del Señor somos.

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Versículo de la Biblia al Azar

No se amolden al mundo actual, sino sean transformados mediante la renovación de su mente. Así podrán comprobar cuál es la voluntad de Dios, buena, agradable y perfecta.Siguiente versículo!Con imagen

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