Versículos de la Biblia sobre 'Ayuda'
- Dios es el que me ayuda;
el Señor está con los que sostienen mi vida. - Después dijo Jehová Dios: «No es bueno que el hombre esté solo: le haré ayuda idónea para él.»
- De igual manera, el Espíritu nos ayuda en nuestra debilidad, pues qué hemos de pedir como conviene, no lo sabemos, pero el Espíritu mismo intercede por nosotros con gemidos indecibles.
- Así que podemos decir confiadamente:
«El Señor es mi ayudador; no temeré
lo que me pueda hacer el hombre.» - ¡Ayúdanos, Dios de nuestra salvación,
por la gloria de tu nombre!
¡Líbranos y perdona nuestros pecados
por amor de tu nombre! - Jehová es mi fortaleza y mi escudo;
en él confió mi corazón y fui ayudado,
por lo que se gozó mi corazón.
Con mi cántico lo alabaré. - Alzaré mis ojos a los montes.
¿De dónde vendrá mi socorro?
Mi socorro viene de Jehová,
que hizo los cielos y la tierra. - Nuestro socorro está en el nombre de Jehová,
que hizo el cielo y la tierra. - No temas, porque yo estoy contigo;
no desmayes, porque yo soy tu Dios
que te esfuerzo;
siempre te ayudaré,
siempre te sustentaré con la diestra de mi justicia. - Cuando yo decía: «Mi pie resbala»,
tu misericordia, Jehová, me sostenía. - Porque yo libraba al pobre que clamaba
y al huérfano que carecía de ayudador.
La bendición venía sobre mí del que estaba a punto de perderse,
y al corazón de la viuda yo procuraba alegría. - Dios es nuestro amparo y fortaleza,
nuestro pronto auxilio en las tribulaciones. - En mi angustia invoqué a Jehová
y clamé a mi Dios.
Él oyó mi voz desde su Templo
y mi clamor llegó hasta sus oídos. - Sabemos, además, que a los que aman a Dios, todas las cosas los ayudan a bien, esto es, a los que conforme a su propósito son llamados.
- Acerquémonos, pues, confiadamente al trono de la gracia, para alcanzar misericordia y hallar gracia para el oportuno socorro.
- Porque sé que por vuestra oración y la suministración del Espíritu de Jesucristo, esto resultará en mi liberación.
- Porque yo Jehová soy tu Dios,
quien te sostiene de tu mano derecha
y te dice: “No temas, yo te ayudo.” - Me diste asimismo el escudo de tu salvación;
tu diestra me sustentó
y tu benignidad me ha engrandecido.
Ensanchaste mis pasos debajo de mí
y mis pies no han resbalado. - Pero habiendo obtenido auxilio de Dios, persevero hasta el día de hoy dando testimonio a pequeños y a grandes, no diciendo nada fuera de las cosas que los profetas y Moisés dijeron que habían de suceder: Que el Cristo había de padecer, y ser el primero de la resurrección de los muertos, para anunciar luz al pueblo y a los gentiles.
- A ninguna viuda ni huérfano afligiréis, porque si tú llegas a afligirlos, y ellos claman a mí, ciertamente oiré yo su clamor, mi furor se encenderá y os mataré a espada; vuestras mujeres serán viudas, y huérfanos vuestros hijos.
- En todo tiempo ama el amigo
y es como un hermano en tiempo de angustia. - Llevaréis esos flecos para que cuando los veáis os acordéis de todos los mandamientos de Jehová. Así los pondréis por obra y no seguiréis los apetitos de vuestro corazón y de vuestros ojos, que han hecho que os prostituyáis.
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