Confía en el Señor y haz el bien; establécete en la tierra y mantente fiel. | Confía en el Señor, y haz el bien; habita en la tierra, y cultiva la fidelidad. |
El que atiende a la palabra prospera. ¡Dichoso el que confía en el Señor! | El que pone atención a la palabra hallará el bien, y el que confía en el Señor es bienaventurado. |
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Temer a los hombres resulta una trampa, pero el que confía en el Señor sale bien librado. | El temor al hombre es un lazo, pero el que confía en el Señor estará seguro. |
Al de carácter firme lo guardarás en perfecta paz, porque en ti confía. | Al de firme propósito guardarás en perfecta paz, porque en ti confía. |
Encomienda al Señor tu camino; confía en él, y él actuará. Hará que tu justicia resplandezca como el alba; tu justa causa, como el sol de mediodía. | Encomienda al Señor tu camino, confía en Él, que Él actuará; hará resplandecer tu justicia como la luz, y tu derecho como el mediodía. |
Confía en el Señor de todo corazón, y no en tu propia inteligencia. Reconócelo en todos tus caminos, y él allanará tus sendas. | Confía en el Señor con todo tu corazón, y no te apoyes en tu propio entendimiento. Reconócele en todos tus caminos, y Él enderezará tus sendas. |
El Señor es mi fuerza y mi escudo; mi corazón en él confía; de él recibo ayuda. Mi corazón salta de alegría, y con cánticos le daré gracias. | El Señor es mi fuerza y mi escudo; en Él confía mi corazón, y soy socorrido; por tanto, mi corazón se regocija, y le daré gracias con mi cántico. |
Bendito el hombre que confía en el Señor y pone su confianza en él. Será como un árbol plantado junto al agua, que extiende sus raíces hacia la corriente; no teme que llegue el calor, y sus hojas están siempre verdes. En época de sequía no se angustia, y nunca deja de dar fruto. | Bendito es el hombre que confía en el Señor, cuya confianza es el Señor. Será como árbol plantado junto al agua, que extiende sus raíces junto a la corriente; no temerá cuando venga el calor, y sus hojas estarán verdes; en año de sequía no se angustiará ni cesará de dar fruto. |
Prueben y vean que el Señor es bueno; dichosos los que en él se refugian. | Probad y ved que el Señor es bueno. ¡Cuán bienaventurado es el hombre que en Él se refugia! |
Cuando siento miedo, pongo en ti mi confianza. | El día en que temo, yo en ti confío. |
Estos confían en sus carros de guerra, aquellos confían en sus corceles, pero nosotros confiamos en el nombre del Señor nuestro Dios. | Algunos confían en carros, y otros en caballos; mas nosotros en el nombre del Señor nuestro Dios confiaremos. |
La gente chismosa revela los secretos; la gente confiable es discreta. | Él que anda en chismes revela secretos, pero el de espíritu leal oculta las cosas. |
Es mejor refugiarse en el Señor que confiar en el hombre. | Es mejor refugiarse en el Señor que confiar en el hombre. |
En paz me acuesto y me duermo, porque solo tú, Señor, me haces vivir confiado. | En paz me acostaré y así también dormiré; porque solo tú, Señor, me haces habitar seguro. |
El Señor libra a sus siervos; no serán condenados los que en él confían. | El Señor redime el alma de sus siervos; y no será condenado ninguno de los que en Él se refugian. |
Esta es la confianza que tenemos al acercarnos a Dios: que, si pedimos conforme a su voluntad, él nos oye. | Y esta es la confianza que tenemos delante de Él, que si pedimos cualquier cosa conforme a su voluntad, Él nos oye. |
Así que acerquémonos confiadamente al trono de la gracia para recibir misericordia y hallar la gracia que nos ayude en el momento que más la necesitemos. | Por tanto, acerquémonos con confianza al trono de la gracia para que recibamos misericordia, y hallemos gracia para la ayuda oportuna. |
Y ahora, queridos hijos, permanezcamos en él para que, cuando se manifieste, podamos presentarnos ante él confiadamente, seguros de no ser avergonzados en su venida. | Y ahora, hijos, permaneced en Él, para que cuando se manifieste, tengamos confianza y no nos apartemos de Él avergonzados en su venida. |
Así que podemos decir con toda confianza: «El Señor es quien me ayuda; no temeré. ¿Qué me puede hacer un simple mortal?» | De manera que decimos confiadamente: El Señor es el que me ayuda; no temeré. ¿Qué podrá hacerme el hombre? |
Bueno es el Señor; es refugio en el día de la angustia, y protector de los que en él confían. | Bueno es el Señor, una fortaleza en el día de la angustia, y conoce a los que en Él se refugian. |
La ley del Señor es perfecta: infunde nuevo aliento. El mandato del Señor es digno de confianza: da sabiduría al sencillo. | La ley del Señor es perfecta, que restaura el alma; el testimonio del Señor es seguro, que hace sabio al sencillo. |
Aun cuando un ejército me asedie, no temerá mi corazón; aun cuando una guerra estalle contra mí, yo mantendré la confianza. | Aunque un ejército acampe contra mí, no temerá mi corazón; aunque en mi contra se levante guerra, a pesar de ello, estaré confiado. |
Hemos llegado a tener parte con Cristo, con tal que retengamos firme hasta el fin la confianza que tuvimos al principio. | Porque somos hechos partícipes de Cristo, si es que retenemos firme hasta el fin el principio de nuestra seguridad. |
En ti confían los que conocen tu nombre, porque tú, Señor, jamás abandonas a los que te buscan. | En ti pondrán su confianza los que conocen tu nombre, porque tú, oh Señor, no abandonas a los que te buscan. |
Por la mañana hazme saber de tu gran amor, porque en ti he puesto mi confianza. Señálame el camino que debo seguir, porque a ti elevo mi alma. | Por la mañana hazme oír tu misericordia, porque en ti confío; enséñame el camino por el que debo andar, pues a ti elevo mi alma. |