Así que la fe viene como resultado de oír el mensaje, y el mensaje que se oye es la palabra de Cristo. | Así que la fe es por el oír, y el oír, por la palabra de Dios. |
Nada me produce más alegría que oír que mis hijos practican la verdad. | No tengo yo mayor gozo que este, el oír que mis hijos andan en la verdad. |
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Al oír esto, Jesús les contestó: —No son los sanos los que necesitan médico, sino los enfermos. | Al oír esto Jesús, les dijo: Los sanos no tienen necesidad de médico, sino los enfermos. |
Al oír esto, Jesús le dijo a Jairo: —No tengas miedo; cree nada más, y ella será sanada. | Oyéndolo Jesús, le respondió: No temas; cree solamente, y será salva. |
Mis queridos hermanos, tengan presente esto: Todos deben estar listos para escuchar, y ser lentos para hablar y para enojarse. | Por esto, mis amados hermanos, todo hombre sea pronto para oír, tardo para hablar, tardo para airarse. |
Al darles Dios su Espíritu y hacer milagros entre ustedes, ¿lo hace por las obras que demanda la ley o por la fe con que han aceptado el mensaje? | Aquel, pues, que os suministra el Espíritu, y hace maravillas entre vosotros, ¿lo hace por las obras de la ley, o por el oír con fe? |
Dios aborrece hasta la oración del que se niega a obedecer la ley. | El que aparta su oído para no oír la ley, Su oración también es abominable. |
Por la mañana hazme saber de tu gran amor, porque en ti he puesto mi confianza. Señálame el camino que debo seguir, porque a ti elevo mi alma. | Hazme oír por la mañana tu misericordia, Porque en ti he confiado; Hazme saber el camino por donde ande, Porque a ti he elevado mi alma. |
Al oír esto, fueron bautizados en el nombre del Señor Jesús. Cuando Pablo les impuso las manos, el Espíritu Santo vino sobre ellos, y empezaron a hablar en lenguas y a profetizar. | Cuando oyeron esto, fueron bautizados en el nombre del Señor Jesús. Y habiéndoles impuesto Pablo las manos, vino sobre ellos el Espíritu Santo; y hablaban en lenguas, y profetizaban. |
Por la mañana, Señor, escuchas mi clamor; por la mañana te presento mis ruegos, y quedo a la espera de tu respuesta. | Oh Jehová, de mañana oirás mi voz; De mañana me presentaré delante de ti, y esperaré. |
Pero yo he puesto mi esperanza en el Señor; yo espero en el Dios de mi salvación. ¡Mi Dios me escuchará! | Mas yo a Jehová miraré, esperaré al Dios de mi salvación; el Dios mío me oirá. |
Así que todo lo que ustedes han dicho en la oscuridad se dará a conocer a plena luz, y lo que han susurrado a puerta cerrada se proclamará desde las azoteas. | Por tanto, todo lo que habéis dicho en tinieblas, a la luz se oirá; y lo que habéis hablado al oído en los aposentos, se proclamará en las azoteas. |
Si mi pueblo, que lleva mi nombre, se humilla y ora, y me busca y abandona su mala conducta, yo lo escucharé desde el cielo, perdonaré su pecado y restauraré su tierra. | Si se humillare mi pueblo, sobre el cual mi nombre es invocado, y oraren, y buscaren mi rostro, y se convirtieren de sus malos caminos; entonces yo oiré desde los cielos, y perdonaré sus pecados, y sanaré su tierra. |
Entonces ustedes me invocarán, y vendrán a suplicarme, y yo los escucharé. | Entonces me invocaréis, y vendréis y oraréis a mí, y yo os oiré. |
Yo fortaleceré a la tribu de Judá y salvaré a los descendientes de José. Me he compadecido de ellos y los haré volver. Será como si nunca los hubiera rechazado, porque yo soy el Señor su Dios, y les responderé. | Porque yo fortaleceré la casa de Judá, y guardaré la casa de José, y los haré volver; porque de ellos tendré piedad, y serán como si no los hubiera desechado; porque yo soy Jehová su Dios, y los oiré. |
No explotes a las viudas ni a los huérfanos, porque, si tú y tu pueblo lo hacen, y ellos me piden ayuda, yo te aseguro que atenderé a su clamor: arderá mi furor y los mataré a ustedes a filo de espada. ¡Y sus mujeres se quedarán viudas, y sus hijos se quedarán huérfanos! | A ninguna viuda ni huérfano afligiréis. Porque si tú llegas a afligirles, y ellos clamaren a mí, ciertamente oiré yo su clamor; y mi furor se encenderá, y os mataré a espada, y vuestras mujeres serán viudas, y huérfanos vuestros hijos. |