El Señor sabe librar de tentación a los piadosos, y reservar a los injustos para ser castigados en el día del juicio. | Sabe el Señor librar de tentación a los piadosos, y reservar a los injustos para ser castigados en el día del juicio. |
Pero el que escudriña los corazones sabe cuál es la intención del Espíritu, porque conforme a la voluntad de Dios intercede por los santos. | Mas el que escudriña los corazones sabe cuál es la intención del Espíritu, porque conforme a la voluntad de Dios intercede por los santos. |
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Tú formaste mis entrañas; me hiciste en el vientre de mi madre. Te alabaré, porque formidables y maravillosas son tus obras; estoy maravillado y mi alma lo sabe muy bien. | Porque tú formaste mis entrañas; Tú me hiciste en el vientre de mi madre. Te alabaré; porque formidables, maravillosas son tus obras; Estoy maravillado, Y mi alma lo sabe muy bien. |
Y si sabemos que él nos oye en cualquiera cosa que pidamos, sabemos que tenemos las peticiones que le hayamos hecho. | Y si sabemos que él nos oye en cualquiera cosa que pidamos, sabemos que tenemos las peticiones que le hayamos hecho. |
Velad, pues, porque no sabéis a qué hora ha de venir vuestro Señor. | Velad, pues, porque no sabéis a qué hora ha de venir vuestro Señor. |
Porque nada hay encubierto que no haya de descubrirse, ni oculto que no haya de saberse. | Porque nada hay encubierto, que no haya de descubrirse; ni oculto, que no haya de saberse. |
Si el mundo os odia, sabed que a mí me ha odiado antes que a vosotros. | Si el mundo os aborrece, sabed que a mí me ha aborrecido antes que a vosotros. |
Pues aún no está la palabra en mi lengua y ya tú, Jehová, la sabes toda. | Pues aún no está la palabra en mi lengua, Y he aquí, oh Jehová, tú la sabes toda. |
¿Acaso no sabéis que sois templo de Dios y que el Espíritu de Dios está en vosotros? | ¿No sabéis que sois templo de Dios, y que el Espíritu de Dios mora en vosotros? |
El necio da rienda suelta a toda su ira, pero el sabio, al fin, la apacigua. | El necio da rienda suelta a toda su ira, Mas el sabio al fin la sosiega. |
Como ciudad destruida y sin murallas es el hombre que no pone freno a su espíritu. | Como ciudad derribada y sin muro Es el hombre cuyo espíritu no tiene rienda. |
Permanezca el amor fraternal. No os olvidéis de la hospitalidad, porque por ella algunos, sin saberlo, hospedaron ángeles. | Permanezca el amor fraternal. No os olvidéis de la hospitalidad, porque por ella algunos, sin saberlo, hospedaron ángeles. |
¿O no sabéis que todos los que hemos sido bautizados en Cristo Jesús, hemos sido bautizados en su muerte? | ¿O no sabéis que todos los que hemos sido bautizados en Cristo Jesús, hemos sido bautizados en su muerte? |
Sabemos, además, que a los que aman a Dios, todas las cosas los ayudan a bien, esto es, a los que conforme a su propósito son llamados. | Y sabemos que a los que aman a Dios, todas las cosas les ayudan a bien, esto es, a los que conforme a su propósito son llamados. |
Pues en la mucha sabiduría hay mucho sufrimiento; y quien añade ciencia, añade dolor. | Porque en la mucha sabiduría hay mucha molestia; y quien añade ciencia, añade dolor. |
Acerca, pues, de los alimentos que se sacrifican a los ídolos, sabemos que un ídolo nada es en el mundo, y que no hay más que un Dios. | Acerca, pues, de las viandas que se sacrifican a los ídolos, sabemos que un ídolo nada es en el mundo, y que no hay más que un Dios. |
Pues me propuse no saber entre vosotros cosa alguna sino a Jesucristo, y a éste crucificado. | Pues me propuse no saber entre vosotros cosa alguna sino a Jesucristo, y a éste crucificado. |
El que guarda sus mandamientos permanece en Dios, y Dios en él. Y en esto sabemos que él permanece en nosotros, por el Espíritu que nos ha dado. | Y el que guarda sus mandamientos, permanece en Dios, y Dios en él. Y en esto sabemos que él permanece en nosotros, por el Espíritu que nos ha dado. |
Los labios del justo saben decir lo que agrada, mas la boca de los malvados habla perversidades. | Los labios del justo saben hablar lo que agrada; Mas la boca de los impíos habla perversidades. |
Él revela lo profundo y lo escondido, conoce lo que está en tinieblas y con él mora la luz. | El revela lo profundo y lo escondido; conoce lo que está en tinieblas, y con él mora la luz. |
Sabemos que si nuestra morada terrestre, este tabernáculo, se deshace, tenemos de Dios un edificio, una casa no hecha por manos, eterna, en los cielos. | Porque sabemos que si nuestra morada terrestre, este tabernáculo, se deshiciere, tenemos de Dios un edificio, una casa no hecha de manos, eterna, en los cielos. |
Jesús decía: —Padre, perdónalos, porque no saben lo que hacen. Y repartieron entre sí sus vestidos, echando suertes. | Y Jesús decía: Padre, perdónalos, porque no saben lo que hacen. Y repartieron entre sí sus vestidos, echando suertes. |
¡Volveos a mi reprensión!, pues ciertamente yo derramaré mi espíritu sobre vosotros y os haré saber mis palabras. | Volveos a mi reprensión; He aquí yo derramaré mi espíritu sobre vosotros, Y os haré saber mis palabras. |
Así será para ti el conocimiento de la sabiduría: si la hallas tendrás recompensa y al fin tu esperanza no será frustrada. | Así será a tu alma el conocimiento de la sabiduría; Si la hallares tendrás recompensa, Y al fin tu esperanza no será cortada. |
¡Adúlteros!, ¿no sabéis que la amistad del mundo es enemistad contra Dios? Cualquiera, pues, que quiera ser amigo del mundo se constituye en enemigo de Dios. | !!Oh almas adúlteras! ¿No sabéis que la amistad del mundo es enemistad contra Dios? Cualquiera, pues, que quiera ser amigo del mundo, se constituye enemigo de Dios. |