- Así que, hermanos míos amados, estad firmes y constantes, creciendo en la obra del Señor siempre, sabiendo que vuestro trabajo en el Señor no es en vano.
- Diles, por tanto: “Así ha dicho Jehová, el Señor: No se tardará más ninguna de mis palabras, sino que la palabra que yo hable se cumplirá, dice Jehová, el Señor.”
- Alma mía, dijiste a Jehová:
«Tú eres mi Señor;
no hay para mí bien fuera de ti.» - Vuestra gentileza sea conocida de todos los hombres. El Señor está cerca.
- Por lo demás, hermanos míos, fortaleceos en el Señor y en su fuerza poderosa.
- Y tuya, Señor, es la misericordia,
pues tú pagas a cada uno
conforme a su obra. - Que os ha nacido hoy, en la ciudad de David, un Salvador, que es Cristo el Señor.
- Y toda lengua confiese que Jesucristo es el Señor,
para gloria de Dios Padre. - Porque no hará nada Jehová, el Señor,
sin revelar su secreto
a sus siervos los profetas. - Al contrario, vestíos del Señor Jesucristo y no satisfagáis los deseos de la carne.
- En lo que requiere diligencia, no perezosos; fervientes en espíritu, sirviendo al Señor.
- Pero, amados, no ignoréis que, para el Señor, un día es como mil años y mil años como un día.
- ¡Bendito sea el Señor!
¡Cada día nos colma de beneficios
el Dios de nuestra salvación! Selah - Y el Señor encamine vuestros corazones al amor de Dios y a la paciencia de Cristo.
- Justificados, pues, por la fe, tenemos paz para con Dios por medio de nuestro Señor Jesucristo.
- Porque en otro tiempo erais tinieblas, pero ahora sois luz en el Señor; andad como hijos de luz.
- Jesús le dijo: —“Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, con toda tu alma y con toda tu mente.”
- El que da testimonio de estas cosas dice: «Ciertamente vengo en breve.» ¡Amén! ¡Ven, Señor Jesús!
- Porque yo no quiero la muerte del que muere, dice Jehová, el Señor. ¡Convertíos, pues, y viviréis!
- Jehová, el Señor, es mi fortaleza;
él me da pies como de ciervas
y me hace caminar por las alturas. - Porque tú, Señor, eres bueno y perdonador,
y grande en misericordia para con todos los que te invocan. - Pero gracias sean dadas a Dios, que nos da la victoria por medio de nuestro Señor Jesucristo.
- Fiel es Dios, por el cual fuisteis llamados a la comunión con su Hijo Jesucristo, nuestro Señor.
- Y el Señor, después que les habló, fue recibido arriba en el cielo y se sentó a la diestra de Dios.
- De lo profundo, Jehová, a ti clamo.
Señor, oye mi voz;
estén atentos tus oídos
a la voz de mi súplica.
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