- Y ante todo, tened entre vosotros ferviente amor; porque el amor cubrirá multitud de pecados.
- Y nosotros hemos conocido y creído el amor que Dios tiene para con nosotros. Dios es amor; y el que permanece en amor, permanece en Dios, y Dios en él.
- Exhorta a los siervos a que se sujeten a sus amos, que agraden en todo, que no sean respondones; no defraudando, sino mostrándose fieles en todo, para que en todo adornen la doctrina de Dios nuestro Salvador.
- Y ahora permanecen la fe, la esperanza y el amor, estos tres; pero el mayor de ellos es el amor.
- Misericordia y paz y amor os sean multiplicados.
- En el amor no hay temor, sino que el perfecto amor echa fuera el temor; porque el temor lleva en sí castigo. De donde el que teme, no ha sido perfeccionado en el amor.
- Todas vuestras cosas sean hechas con amor.
- El amor es sufrido, es benigno; el amor no tiene envidia, el amor no es jactancioso, no se envanece; no hace nada indebido, no busca lo suyo, no se irrita, no guarda rencor.
- El que no ama, no ha conocido a Dios; porque Dios es amor.
- Si guardareis mis mandamientos, permaneceréis en mi amor; así como yo he guardado los mandamientos de mi Padre, y permanezco en su amor.
- El amor sea sin fingimiento. Aborreced lo malo, seguid lo bueno.
- Nadie tiene mayor amor que este, que uno ponga su vida por sus amigos.
- El odio despierta rencillas;
Pero el amor cubrirá todas las faltas. - Y sobre todas estas cosas vestíos de amor, que es el vínculo perfecto.
- En esto conocerán todos que sois mis discípulos, si tuviereis amor los unos con los otros.
- Con toda humildad y mansedumbre, soportándoos con paciencia los unos a los otros en amor.
- Y el Señor encamine vuestros corazones al amor de Dios, y a la paciencia de Cristo.
- Porque no nos ha dado Dios espíritu de cobardía, sino de poder, de amor y de dominio propio.
- Sino que siguiendo la verdad en amor, crezcamos en todo en aquel que es la cabeza, esto es, Cristo.
- Amaos los unos a los otros con amor fraternal; en cuanto a honra, prefiriéndoos los unos a los otros.
- Porque en Cristo Jesús ni la circuncisión vale algo, ni la incircuncisión, sino la fe que obra por el amor.
- Amados, amémonos unos a otros; porque el amor es de Dios. Todo aquel que ama, es nacido de Dios, y conoce a Dios.
- No améis al mundo, ni las cosas que están en el mundo. Si alguno ama al mundo, el amor del Padre no está en él.
- ¿Quién nos separará del amor de Cristo? ¿Tribulación, o angustia, o persecución, o hambre, o desnudez, o peligro, o espada?
- La gracia del Señor Jesucristo, el amor de Dios, y la comunión del Espíritu Santo sean con todos vosotros. Amén.
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