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Versículos de la Biblia sobre 'El pecado aparta'

Porque el aguijón de la muerte es el pecado, y el poder del pecado es la Ley.El aguijón de la muerte es el pecado, y el poder del pecado es la ley.
Todo aquel que comete pecado, infringe también la Ley, pues el pecado es infracción de la Ley.Todo el que comete pecado quebranta la ley; de hecho, el pecado es transgresión de la ley.
Jesús les respondió: —De cierto, de cierto os digo que todo aquel que practica el pecado, esclavo es del pecado.Ciertamente les aseguro que todo el que peca es esclavo del pecado —respondió Jesús—.
La justicia engrandece a la nación; el pecado es afrenta de las naciones.La justicia enaltece a una nación, pero el pecado deshonra a todos los pueblos.
El pecado no se enseñoreará de vosotros, pues no estáis bajo la Ley, sino bajo la gracia.Así el pecado no tendrá dominio sobre ustedes, porque ya no están bajo la ley, sino bajo la gracia.
El que encubre la falta busca la amistad; el que la divulga, aparta al amigo.El que perdona la ofensa cultiva el amor; el que insiste en la ofensa divide a los amigos.
¿Qué, pues, diremos? ¿Perseveraremos en el pecado para que la gracia abunde? ¡De ninguna manera! Porque los que hemos muerto al pecado, ¿cómo viviremos aún en él?¿Qué concluiremos? ¿Vamos a persistir en el pecado para que la gracia abunde? ¡De ninguna manera! Nosotros, que hemos muerto al pecado, ¿cómo podemos seguir viviendo en él?
¿Qué, pues, diremos? ¿La Ley es pecado? ¡De ninguna manera! Pero yo no conocí el pecado sino por la Ley; y tampoco conocería la codicia, si la Ley no dijera: «No codiciarás».¿Qué concluiremos? ¿Que la ley es pecado? ¡De ninguna manera! Sin embargo, si no fuera por la ley, no me habría dado cuenta de lo que es el pecado. Por ejemplo, nunca habría sabido yo lo que es codiciar si la ley no hubiera dicho: «No codicies».
Al que no conoció pecado, por nosotros lo hizo pecado, para que nosotros seamos justicia de Dios en él.Al que no cometió pecado alguno, por nosotros Dios lo trató como pecador, para que en él recibiéramos la justicia de Dios.
Aparta de ti la perversidad de la boca, aleja de ti la iniquidad de los labios.Aleja de tu boca la perversidad; aparta de tus labios las palabras corruptas.
El que oculta sus pecados no prosperará, pero el que los confiesa y se aparta de ellos alcanzará misericordia.Quien encubre su pecado jamás prospera; quien lo confiesa y lo deja halla perdón.
Vanidad y mentira aparta de mí, y no me des pobreza ni riquezas, sino susténtame con el pan necesario.Aleja de mí la falsedad y la mentira; no me des pobreza ni riquezas, sino solo el pan de cada día.
Quita, pues, de tu corazón el enojo y aparta de tu carne el mal, porque la adolescencia y la juventud son vanidad.Aleja de tu corazón el enojo, y echa fuera de tu ser la maldad, porque confiar en la juventud y en la flor de la vida es un absurdo.
No te desvíes a la derecha ni a la izquierda; aparta tu pie del mal.No te desvíes ni a diestra ni a siniestra; apártate de la maldad.
El que practica el pecado es del diablo, porque el diablo peca desde el principio. Para esto apareció el Hijo de Dios, para deshacer las obras del diablo.El que practica el pecado es del diablo, porque el diablo ha estado pecando desde el principio. El Hijo de Dios fue enviado precisamente para destruir las obras del diablo.
Porque así como el pecado reinó para muerte, así también la gracia reinará por la justicia para vida eterna mediante Jesucristo, Señor nuestro.A fin de que, así como reinó el pecado en la muerte, reine también la gracia que nos trae justificación y vida eterna por medio de Jesucristo nuestro Señor.
Porque por las obras de la Ley ningún ser humano será justificado delante de él, ya que por medio de la Ley es el conocimiento del pecado.Por tanto, nadie será justificado en presencia de Dios por hacer las obras que exige la ley; más bien, mediante la ley cobramos conciencia del pecado.
Y cuando él venga, convencerá al mundo de pecado, de justicia y de juicio.Y, cuando él venga, convencerá al mundo de su error en cuanto al pecado, a la justicia y al juicio.
¿Acaso quiero yo la muerte del impío? dice Jehová, el Señor. ¿No vivirá, si se aparta de sus malos caminos?¿Acaso creen que me complace la muerte del malvado? ¿No quiero más bien que abandone su mala conducta y que viva? Yo, el Señor, lo afirmo.
Puesto que Cristo ha padecido por nosotros en la carne, vosotros también armaos del mismo pensamiento, pues quien ha padecido en la carne, terminó con el pecado.Por tanto, ya que Cristo sufrió en el cuerpo, asuman también ustedes la misma actitud; porque el que ha sufrido en el cuerpo ha roto con el pecado.
Incluso la oración le es abominable al que aparta su oído para no escuchar la Ley.Dios aborrece hasta la oración del que se niega a obedecer la ley.
Si fuimos plantados juntamente con él en la semejanza de su muerte, así también lo seremos en la de su resurrección; sabiendo esto, que nuestro viejo hombre fue crucificado juntamente con él, para que el cuerpo del pecado sea destruido, a fin de que no sirvamos más al pecado.En efecto, si hemos estado unidos con él en su muerte, sin duda también estaremos unidos con él en su resurrección. Sabemos que nuestra vieja naturaleza fue crucificada con él para que nuestro cuerpo pecaminoso perdiera su poder, de modo que ya no siguiéramos siendo esclavos del pecado.
Así también Cristo fue ofrecido una sola vez para llevar los pecados de muchos; y aparecerá por segunda vez, sin relación con el pecado, para salvar a los que lo esperan.También Cristo fue ofrecido en sacrificio una sola vez para quitar los pecados de muchos; y aparecerá por segunda vez, ya no para cargar con pecado alguno, sino para traer salvación a quienes lo esperan.
Pero si el impío se aparta de todos sus pecados que cometió, y guarda todos mis estatutos y actúa conforme al derecho y la justicia, de cierto vivirá: no morirá.Si el malvado se arrepiente de todos los pecados que ha cometido, y obedece todos mis decretos y practica el derecho y la justicia, no morirá.
Mi pecado te declaré y no encubrí mi iniquidad. Dije: «Confesaré mis rebeliones a Jehová», y tú perdonaste la maldad de mi pecado. SelahPero te confesé mi pecado, y no te oculté mi maldad. Me dije: «Voy a confesar mis transgresiones al Señor», y tú perdonaste mi maldad y mi pecado. Selah

Todos los que sin la Ley han pecado, sin la Ley también perecerán; y todos los que bajo la Ley han pecado, por la Ley serán juzgados.Todos los que han pecado sin conocer la ley también perecerán sin la ley; y todos los que han pecado conociendo la ley por la ley serán juzgados.
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Versículo de la Biblia del día

El hijo sabio alegra al padre,
pero el hijo necio es la tristeza de su madre.

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Versículo de la Biblia al Azar

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