- Pero si el malvado se arrepiente de todos los pecados que ha cometido, obedece todos mis estatutos y practica el derecho y la justicia, no morirá.
- ¿Acaso creen que me complace la muerte del malvado? ¿No quiero más bien que abandone su mala conducta y que viva? Yo, el Señor y Dios, lo afirmo.
- Arrepiéntanse y apártense de todas sus maldades y el pecado no será piedra de tropiezo.
- Yo no quiero la muerte de nadie. ¡Conviértanse y vivirán!, afirma el Señor y Dios.