- Mi enseñanza no es mía —replicó Jesús—, sino del que me envió.
- Voy a estar con ustedes un poco más de tiempo —afirmó Jesús—, y luego volveré al que me envió.
- En el último día, el más solemne de la fiesta, Jesús se puso de pie y exclamó: —¡Si alguno tiene sed, que venga a mí y beba!
- De aquel que cree en mí, como dice la Escritura, brotarán ríos de agua viva.