Porque Él ha saciado al alma sedienta, y ha llenado de bienes al alma hambrienta. | ¡Él apaga la sed del sediento, y sacia con lo mejor al hambriento! |
Porque yo he de satisfacer al alma cansada y he de saciar a toda alma atribulada. | Daré de beber a los sedientos y saciaré a los que estén agotados. |
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Bendice, alma mía, al Señor, y bendiga todo mi ser su santo nombre. | Alaba, alma mía, al Señor; alabe todo mi ser su santo nombre. |
En Dios solamente espera en silencio mi alma; de Él viene mi salvación. | Solo en Dios halla descanso mi alma; de él viene mi salvación. |
Y no temáis a los que matan el cuerpo, pero no pueden matar el alma; más bien temed a aquel que puede hacer perecer tanto el alma como el cuerpo en el infierno. | No teman a los que matan el cuerpo, pero no pueden matar el alma. Teman más bien al que puede destruir alma y cuerpo en el infierno. |
Alma mía, espera en silencio solamente en Dios, pues de Él viene mi esperanza. | Solo en Dios halla descanso mi alma; de él viene mi esperanza. |
Espero en el Señor; en Él espera mi alma, y en su palabra tengo mi esperanza. | Espero al Señor, lo espero con toda el alma; en su palabra he puesto mi esperanza. |
He aquí el orgulloso: en él, su alma no es recta, mas el justo por su fe vivirá. | El insolente no tiene el alma recta, pero el justo vivirá por su fe. |
Pues ¿qué provecho obtendrá un hombre si gana el mundo entero, pero pierde su alma? O ¿qué dará un hombre a cambio de su alma? | ¿De qué sirve ganar el mundo entero si se pierde la vida? ¿O qué se puede dar a cambio de la vida? |
Cuando mis inquietudes se multiplican dentro de mí, tus consuelos deleitan mi alma. | Cuando en mí la angustia iba en aumento, tu consuelo llenaba mi alma de alegría. |
Libra mi alma, Señor, de labios mentirosos, y de lengua engañosa. | Señor, líbrame de los labios mentirosos y de las lenguas embusteras. |
El Señor es mi porción —dice mi alma— por eso en Él espero. | Por tanto, digo: «El Señor es todo lo que tengo. ¡En él esperaré!» |
A ti extiendo mis manos; mi alma te anhela como la tierra sedienta. (Selah) | Hacia ti extiendo las manos; me haces falta, como el agua a la tierra seca. Selah |
Pues, ¿de qué le sirve a un hombre ganar el mundo entero y perder su alma? | ¿De qué sirve ganar el mundo entero si se pierde la vida? |
Pero desde allí buscarás al Señor tu Dios, y lo hallarás si lo buscas con todo tu corazón y con toda tu alma. | Pero, si desde allí buscas al Señor tu Dios con todo tu corazón y con toda tu alma, lo encontrarás. |
El alma generosa será prosperada, y el que riega será también regado. | El que es generoso prospera; el que reanima será reanimado. |
Y amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, y con toda tu alma, y con toda tu mente, y con toda tu fuerza. | Ama al Señor tu Dios con todo tu corazón, con toda tu alma, con toda tu mente y con todas tus fuerzas. |
Darán voces de júbilo mis labios, cuando te cante alabanzas, y mi alma, que tú has redimido. | Gritarán de júbilo mis labios cuando yo te cante salmos, pues me has salvado la vida. |
Como el ciervo anhela las corrientes de agua, así suspira por ti, oh Dios, el alma mía. | Cual ciervo jadeante en busca del agua, así te busca, oh Dios, todo mi ser. |
El que adquiere cordura ama su alma; el que guarda la prudencia hallará el bien. | El que adquiere cordura a sí mismo se ama, y el que retiene el discernimiento prospera. |
Panal de miel son las palabras agradables, dulces al alma y salud para los huesos. | Panal de miel son las palabras amables: endulzan la vida y dan salud al cuerpo. |
Mi alma tiene sed de Dios, del Dios viviente; ¿cuándo vendré y me presentaré delante de Dios? | Tengo sed de Dios, del Dios de la vida. ¿Cuándo podré presentarme ante Dios? |
Oh Dios, tú eres mi Dios; te buscaré con afán. Mi alma tiene sed de ti, mi carne te anhela cual tierra seca y árida donde no hay agua. | Oh Dios, tú eres mi Dios; yo te busco intensamente. Mi alma tiene sed de ti; todo mi ser te anhela, cual tierra seca, extenuada y sedienta. |
Por la mañana hazme oír tu misericordia, porque en ti confío; enséñame el camino por el que debo andar, pues a ti elevo mi alma. | Por la mañana hazme saber de tu gran amor, porque en ti he puesto mi confianza. Señálame el camino que debo seguir, porque a ti elevo mi alma. |
El Señor redime el alma de sus siervos; y no será condenado ninguno de los que en Él se refugian. | El Señor libra a sus siervos; no serán condenados los que en él confían. |