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Creo en ti (3/4)

  • Pero tú, Belén Efrata,
    aunque eres pequeña entre las familias de Judá,
    de ti me saldrá el que ha de ser gobernante en Israel.
    Y sus orígenes son desde tiempos antiguos,
    desde los días de la eternidad.
  • Hermanos, aun si alguno es sorprendido en alguna falta, vosotros que sois espirituales, restauradlo en un espíritu de mansedumbre, mirándote a ti mismo, no sea que tú también seas tentado.
  • Por eso, cuando des limosna, no toques trompeta delante de ti, como hacen los hipócritas en las sinagogas y en las calles, para ser alabados por los hombres. En verdad os digo que ya han recibido su recompensa.
  • Y decía: ¡Abba, Padre! Para ti todas las cosas son posibles; aparta de mí esta copa, pero no sea lo que yo quiero, sino lo que tú quieras.
  • La misericordia y la verdad nunca se aparten de ti;
    átalas a tu cuello,
    escríbelas en la tabla de tu corazón.
    Así hallarás favor y buena estimación
    ante los ojos de Dios y de los hombres.
  • ¡Ah, Señor Dios! He aquí, tú hiciste los cielos y la tierra con tu gran poder y con tu brazo extendido; nada es imposible para ti.
  • Toda buena dádiva y todo don perfecto viene de lo alto, desciende del Padre de las luces, con el cual no hay cambio ni sombra de variación.
  • No matarás; no cometerás adulterio; no hurtarás; no darás falso testimonio; honra a tu padre y a tu madre; y amarás a tu prójimo como a ti mismo.
  • Oh Señor Dios, por eso tú eres grande; pues no hay nadie como tú, ni hay Dios fuera de ti, conforme a todo lo que hemos oído con nuestros oídos.
  • No odiarás a tu compatriota en tu corazón; podrás ciertamente reprender a tu prójimo, pero no incurrirás en pecado a causa de él. No te vengarás, ni guardarás rencor a los hijos de tu pueblo, sino que amarás a tu prójimo como a ti mismo; yo soy el Señor.
  • Escucha mi oración, oh Señor, y presta oído a mi clamor;
    no guardes silencio ante mis lágrimas;
    porque extranjero soy junto a ti,
    peregrino, como todos mis padres.
  • No permitas que nadie menosprecie tu juventud; antes, sé ejemplo de los creyentes en palabra, conducta, amor, fe y pureza.
  • Porque desde la creación del mundo, sus atributos invisibles, su eterno poder y divinidad, se han visto con toda claridad, siendo entendidos por medio de lo creado, de manera que no tienen excusa.
  • Él te ha declarado, oh hombre, lo que es bueno.
    ¿Y qué es lo que demanda el Señor de ti,
    sino solo practicar la justicia, amar la misericordia,
    y andar humildemente con tu Dios?
  • Respondiendo él, dijo: Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, y con toda tu alma, y con toda tu fuerza, y con toda tu mente; y a tu prójimo como a ti mismo.
  • Por lo cual no tienes excusa, oh hombre, quienquiera que seas tú que juzgas, pues al juzgar a otro, a ti mismo te condenas, porque tú que juzgas practicas las mismas cosas.
  • Respondiendo el ángel, le dijo: El Espíritu Santo vendrá sobre ti, y el poder del Altísimo te cubrirá con su sombra; por eso el santo Niño que nacerá será llamado Hijo de Dios.
  • A ti, Dios de mis padres, doy yo gracias y alabo,
    porque me has dado sabiduría y poder,
    y ahora me has revelado lo que te habíamos pedido,
    pues el asunto del rey nos has dado a conocer.
  • Pues el Señor tu Dios te bendecirá como te ha prometido, y tú prestarás a muchas naciones, pero tú no tomarás prestado; y tendrás dominio sobre muchas naciones, pero ellas no tendrán dominio sobre ti.
  • Y ahora, Israel, ¿qué requiere de ti el Señor tu Dios, sino que temas al Señor tu Dios, que andes en todos sus caminos, que le ames y que sirvas al Señor tu Dios con todo tu corazón y con toda tu alma, y que guardes los mandamientos del Señor y sus estatutos que yo te ordeno hoy para tu bien?
  • Y si tu ojo derecho te es ocasión de pecar, arráncalo y échalo de ti; porque te es mejor que se pierda uno de tus miembros, y no que todo tu cuerpo sea arrojado al infierno.
  • Y si tu hermano peca, ve y repréndelo a solas; si te escucha, has ganado a tu hermano.
  • Darán voces de júbilo mis labios, cuando te cante alabanzas,
    y mi alma, que tú has redimido.
  • Pero ¿quién soy yo y quién es mi pueblo para que podamos ofrecer tan generosamente todo esto? Porque de ti proceden todas las cosas, y de lo recibido de tu mano te damos.
  • Ya que eres precioso a mis ojos,
    digno de honra, y yo te amo,
    daré a otros hombres en lugar tuyo,
    y a otros pueblos por tu vida.

Te alabaré entre los pueblos, Señor;
te cantaré alabanzas entre las naciones.
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Versículo de la Biblia del día

Por tanto, alentaos los unos a los otros, y edificaos el uno al otro, tal como lo estáis haciendo.

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Versículo de la Biblia al Azar

Este es mi mandamiento: que os améis los unos a los otros, así como yo os he amado.Siguiente versículo!Con imagen

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