- Por tanto, mis amados hermanos, estad firmes, constantes, abundando siempre en la obra del Señor, sabiendo que vuestro trabajo en el Señor no es en vano.
- ¿Y por qué miras la mota que está en el ojo de tu hermano, y no te das cuenta de la viga que está en tu propio ojo?
- Hay engaño en el corazón de los que traman el mal,
y gozo en los consejeros de paz. - Con toda oración y súplica orad en todo tiempo en el Espíritu, y así, velad con toda perseverancia y súplica por todos los santos.
- Del Señor es la tierra y todo lo que hay en ella;
el mundo y los que en él habitan. - Vosotros, pues, orad de esta manera:
«Padre nuestro que estás en los cielos,
santificado sea tu nombre.
Venga tu reino.
Hágase tu voluntad,
así en la tierra como en el cielo.» - Y en el último día, el gran día de la fiesta, Jesús puesto en pie, exclamó en alta voz, diciendo: Si alguno tiene sed, que venga a mí y beba.
- En esto se manifestó el amor de Dios en nosotros: en que Dios ha enviado a su Hijo unigénito al mundo para que vivamos por medio de Él.
- En todo tiempo ama el amigo,
y el hermano nace para tiempo de angustia. - En esto es glorificado mi Padre, en que deis mucho fruto, y así probéis que sois mis discípulos.
- ¡Cuán bienaventurado es el hombre que no anda en el consejo de los impíos,
ni se detiene en el camino de los pecadores,
ni se sienta en la silla de los escarnecedores. - ¿O no sabéis que todos los que hemos sido bautizados en Cristo Jesús, hemos sido bautizados en su muerte?
- E indiscutiblemente, grande es el misterio de la piedad:
Él fue manifestado en la carne,
vindicado en el Espíritu,
contemplado por ángeles,
proclamado entre las naciones,
creído en el mundo,
recibido arriba en gloria. - No seáis perezosos en lo que requiere diligencia; fervientes en espíritu, sirviendo al Señor.
- Y mi Dios proveerá a todas vuestras necesidades, conforme a sus riquezas en gloria en Cristo Jesús.
- Porque toda la ley en una palabra se cumple en el precepto: Amarás a tu prójimo como a ti mismo.
- Acuérdate, pues, de tu Creador en los días de tu juventud,
antes que vengan los días malos,
y se acerquen los años en que digas:
No tengo en ellos placer. - Jesús respondió: En verdad, en verdad te digo que el que no nace de agua y del Espíritu no puede entrar en el reino de Dios.
- No améis al mundo ni las cosas que están en el mundo. Si alguno ama al mundo, el amor del Padre no está en él.
- Y a toda cosa creada que está en el cielo, sobre la tierra, debajo de la tierra y en el mar, y a todas las cosas que en ellos hay, oí decir:
Al que está sentado en el trono, y al Cordero, sea la alabanza, la honra, la gloria y el dominio por los siglos de los siglos. - Toda tú eres hermosa, amada mía,
y no hay defecto en ti. - Estas cosas os he hablado para que en mí tengáis paz. En el mundo tenéis tribulación; pero confiad, yo he vencido al mundo.
- Honra a las viudas que en verdad son viudas.
- Yo les he dado a conocer tu nombre, y lo daré a conocer, para que el amor con que me amaste esté en ellos y yo en ellos.
- Y todo lo que pidáis en oración, creyendo, lo recibiréis.
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