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Versículos de la Biblia sobre 'Escucha'

Escucha, Señor, mi oración; atiende a mi súplica. Por tu fidelidad y tu justicia, respóndeme.Oh Señor, escucha mi oración, presta oído a mis súplicas, respóndeme por tu fidelidad, por tu justicia.
Escucha, hijo mío, acoge mis palabras, y los años de tu vida aumentarán.Oye, hijo mío, recibe mis palabras, y muchos serán los años de tu vida.
Señor, escucha mi oración, atiende a mi clamor; no cierres tus oídos a mi llanto. Ante ti soy un extraño, un peregrino, como todos mis antepasados.Escucha mi oración, oh Señor, y presta oído a mi clamor; no guardes silencio ante mis lágrimas; porque extranjero soy junto a ti, peregrino, como todos mis padres.
Yo amo al Señor porque él escucha mi voz suplicante. Por cuanto él inclina a mí su oído, lo invocaré toda mi vida.Amo al Señor, porque oye mi voz y mis súplicas. Porque a mí ha inclinado su oído; por tanto le invocaré mientras yo viva.
Escucha, Israel: El Señor nuestro Dios es el único Señor. Ama al Señor tu Dios con todo tu corazón y con toda tu alma y con todas tus fuerzas.Escucha, oh Israel, el Señor es nuestro Dios, el Señor uno es. Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, con toda tu alma y con toda tu fuerza.
A ti, Señor, elevo mi clamor desde las profundidades del abismo. Escucha, Señor, mi voz. Estén atentos tus oídos a mi voz suplicante.Desde lo más profundo, oh Señor, he clamado a ti. ¡Señor, oye mi voz! Estén atentos tus oídos a la voz de mis súplicas.
Hijo mío, atiende a mis consejos; escucha atentamente lo que digo. No pierdas de vista mis palabras; guárdalas muy dentro de tu corazón.Hijo mío, presta atención a mis palabras, inclina tu oído a mis razones; que no se aparten de tus ojos, guárdalas en medio de tu corazón.
Entonces ustedes me invocarán, y vendrán a suplicarme, y yo los escucharé.Me invocaréis, y vendréis a rogarme, y yo os escucharé.
Si tu hermano peca contra ti, ve a solas con él y hazle ver su falta. Si te hace caso, has ganado a tu hermano.Y si tu hermano peca, ve y repréndelo a solas; si te escucha, has ganado a tu hermano.
Pero yo he puesto mi esperanza en el Señor; yo espero en el Dios de mi salvación. ¡Mi Dios me escuchará!Pero yo pondré mis ojos en el Señor, esperaré en el Dios de mi salvación; mi Dios me oirá.
A eso de la medianoche, Pablo y Silas se pusieron a orar y a cantar himnos a Dios, y los otros presos los escuchaban.Como a medianoche, Pablo y Silas oraban y cantaban himnos a Dios, y los presos los escuchaban.
Con su riqueza el rico pone a salvo su vida, pero al pobre no hay ni quien lo amenace.El rescate de la vida de un hombre está en sus riquezas, pero el pobre no oye amenazas.
Y al orar, no hablen solo por hablar como hacen los gentiles, porque ellos se imaginan que serán escuchados por sus muchas palabras.Y al orar, no uséis repeticiones sin sentido, como los gentiles, porque ellos se imaginan que serán oídos por su palabrería.
No se contenten solo con escuchar la palabra, pues así se engañan ustedes mismos. Llévenla a la práctica.Sed hacedores de la palabra y no solamente oidores que se engañan a sí mismos.
Por la mañana, Señor, escuchas mi clamor; por la mañana te presento mis ruegos, y quedo a la espera de tu respuesta.Oh Señor, de mañana oirás mi voz; de mañana presentaré mi oración a ti, y con ansias esperaré.
El fin de este asunto es que ya se ha escuchado todo. Teme, pues, a Dios y cumple sus mandamientos, porque esto es todo para el hombre.La conclusión, cuando todo se ha oído, es esta: teme a Dios y guarda sus mandamientos, porque esto concierne a toda persona.
Mis queridos hermanos, tengan presente esto: Todos deben estar listos para escuchar, y ser lentos para hablar y para enojarse.Esto sabéis, mis amados hermanos. Pero que cada uno sea pronto para oír, tardo para hablar, tardo para la ira.
Sin embargo, como está escrito: «Ningún ojo ha visto, ningún oído ha escuchado, ninguna mente humana ha concebido lo que Dios ha preparado para quienes lo aman».Sino como está escrito: Cosas que ojo no vio, ni oído oyó, Ni han entrado al corazón del hombre, son las cosas que Dios ha preparado para los que le aman.
Si mi pueblo, que lleva mi nombre, se humilla y ora, y me busca y abandona su mala conducta, yo lo escucharé desde el cielo, perdonaré su pecado y restauraré su tierra.Y se humilla mi pueblo sobre el cual es invocado mi nombre, y oran, buscan mi rostro y se vuelven de sus malos caminos, entonces yo oiré desde los cielos, perdonaré su pecado y sanaré su tierra.
Eviten toda conversación obscena. Por el contrario, que sus palabras contribuyan a la necesaria edificación y sean de bendición para quienes escuchan.No salga de vuestra boca ninguna palabra mala, sino solo la que sea buena para edificación, según la necesidad del momento, para que imparta gracia a los que escuchan.
Pero a ustedes que me escuchan les digo: Amen a sus enemigos, hagan bien a quienes los odian, bendigan a quienes los maldicen, oren por quienes los maltratan.Pero a vosotros los que oís, os digo: amad a vuestros enemigos; haced bien a los que os aborrecen; bendecid a los que os maldicen; orad por los que os vituperan.
Si realmente escuchas al Señor tu Dios, y cumples fielmente todos estos mandamientos que hoy te ordeno, el Señor tu Dios te pondrá por encima de todas las naciones de la tierra.Y sucederá que si obedeces diligentemente al Señor tu Dios, cuidando de cumplir todos sus mandamientos que yo te mando hoy, el Señor tu Dios te pondrá en alto sobre todas las naciones de la tierra.
Regresa y dile a Ezequías, gobernante de mi pueblo, que así dice el Señor, Dios de su antepasado David: “He escuchado tu oración y he visto tus lágrimas. Voy a sanarte, y en tres días podrás subir al templo del Señor.”Vuelve y di a Ezequías, príncipe de mi pueblo: «Así dice el Señor, Dios de tu padre David: “He escuchado tu oración y he visto tus lágrimas; he aquí, te sanaré. Al tercer día subirás a la casa del Señor.”»
Yo soy el Señor su Dios. Si escuchan mi voz y hacen lo que yo considero justo, y si cumplen mis leyes y mandamientos, no traeré sobre ustedes ninguna de las enfermedades que traje sobre los egipcios. Yo soy el Señor, que les devuelve la salud.Si escuchas atentamente la voz del Señor tu Dios, y haces lo que es recto ante sus ojos, y escuchas sus mandamientos, y guardas todos sus estatutos, no te enviaré ninguna de las enfermedades que envié sobre los egipcios; porque yo, el Señor, soy tu sanador.

Versículo de la Biblia del día

A ti, Señor, elevo mi clamor
desde las profundidades del abismo.
Escucha, Señor, mi voz.
Estén atentos tus oídos a mi voz suplicante.

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