Versículos de la Biblia sobre 'Hijo'
- El hijo sabio alegra al padre,
pero el hijo necio es tristeza para su madre. - El que tiene al Hijo tiene la vida, y el que no tiene al Hijo de Dios, no tiene la vida.
- Todo aquel que niega al Hijo tampoco tiene al Padre; el que confiesa al Hijo tiene también al Padre.
- Así que, si el Hijo os hace libres, seréis realmente libres.
- El que cree en el Hijo tiene vida eterna; pero el que no obedece al Hijo no verá la vida, sino que la ira de Dios permanece sobre él.
- ¿Pues qué si vierais al Hijo del Hombre ascender adonde antes estaba?
- Tú, pues, hijo mío, fortalécete en la gracia que hay en Cristo Jesús.
- Hijo mío, si tu corazón es sabio,
mi corazón también se me alegrará. - Oye, hijo mío, recibe mis palabras,
y muchos serán los años de tu vida. - Hijo mío, no rechaces la disciplina del Señor
ni aborrezcas su reprensión,
porque el Señor a quien ama reprende,
como un padre al hijo en quien se deleita. - ¿Y quién es el que vence al mundo, sino el que cree que Jesús es el Hijo de Dios?
- Porque el Hijo del Hombre ha venido a buscar y a salvar lo que se había perdido.
- Y el testimonio es este: que Dios nos ha dado vida eterna, y esta vida está en su Hijo.
- Todo aquel que confiesa que Jesús es el Hijo de Dios, Dios permanece en él y él en Dios.
- Hijo mío, guarda el mandamiento de tu padre,
y no abandones la enseñanza de tu madre. - Y he aquí, se oyó una voz de los cielos que decía: Este es mi Hijo amado en quien me he complacido.
- Y todo lo que pidáis en mi nombre, lo haré, para que el Padre sea glorificado en el Hijo.
- Y dará a luz un hijo, y le pondrás por nombre Jesús, porque Él salvará a su pueblo de sus pecados.
- Porque Dios no envió a su Hijo al mundo para juzgar al mundo, sino para que el mundo sea salvo por Él.
- Y sabemos que el Hijo de Dios ha venido y nos ha dado entendimiento a fin de que conozcamos al que es verdadero; y nosotros estamos en aquel que es verdadero, en su Hijo Jesucristo. Este es el verdadero Dios y la vida eterna.
- Estas cosas os he escrito a vosotros que creéis en el nombre del Hijo de Dios, para que sepáis que tenéis vida eterna.
- Fiel es Dios, por medio de quien fuisteis llamados a la comunión con su Hijo Jesucristo, Señor nuestro.
- Por eso, también vosotros estad preparados, porque a la hora que no pensáis vendrá el Hijo del Hombre.
- Digo: ¿Qué es el hombre para que de él te acuerdes,
y el hijo del hombre para que lo cuides? - Así como el Hijo del Hombre no vino para ser servido, sino para servir y para dar su vida en rescate por muchos.
- Porque ni aun el Hijo del Hombre vino para ser servido, sino para servir, y para dar su vida en rescate por muchos.
- Por tanto, el Señor mismo os dará una señal: He aquí, una virgen concebirá y dará a luz un hijo, y le pondrá por nombre Emmanuel.
- Por tanto, debes comprender en tu corazón que el Señor tu Dios te estaba disciplinando así como un hombre disciplina a su hijo.
- Él les dijo: Y vosotros, ¿quién decís que soy yo? Respondiendo Simón Pedro, dijo: Tú eres el Cristo, el Hijo del Dios viviente.
- En esto se manifestó el amor de Dios en nosotros: en que Dios ha enviado a su Hijo unigénito al mundo para que vivamos por medio de Él.
- Porque el Hijo del Hombre ha de venir en la gloria de su Padre con sus ángeles, y entonces recompensara a cada uno según su conducta.
- El que no eximió ni a su propio Hijo, sino que lo entregó por todos nosotros, ¿cómo no nos concederá también con Él todas las cosas?
- El que cree en Él no es condenado; pero el que no cree, ya ha sido condenado, porque no ha creído en el nombre del unigénito Hijo de Dios.
- Porque de tal manera amó Dios al mundo, que dio a su Hijo unigénito, para que todo aquel que cree en Él, no se pierda, mas tenga vida eterna.
- Hijo mío, presta atención a mis palabras,
inclina tu oído a mis razones;
que no se aparten de tus ojos,
guárdalas en medio de tu corazón. - Hijo mío, no te olvides de mi enseñanza,
y tu corazón guarde mis mandamientos,
porque largura de días y años de vida
y paz te añadirán. - Mas si andamos en la luz, como Él está en la luz, tenemos comunión los unos con los otros, y la sangre de Jesús su Hijo nos limpia de todo pecado.
- Porque Él nos libró del dominio de las tinieblas y nos trasladó al reino de su Hijo amado, en quien tenemos redención: el perdón de los pecados.
- Bienaventurados sois cuando los hombres os aborrecen, cuando os apartan de sí, os colman de insultos y desechan vuestro nombre como malo, por causa del Hijo del Hombre.
- Porque si cuando éramos enemigos fuimos reconciliados con Dios por la muerte de su Hijo, mucho más, habiendo sido reconciliados, seremos salvos por su vida.
- Dios no es hombre, para que mienta,
ni hijo de hombre, para que se arrepienta.
¿Lo ha dicho Él, y no lo hará?,
¿ha hablado, y no lo cumplirá? - Y ellos serán míos —dice el Señor de los ejércitos— el día en que yo prepare mi tesoro especial, y los perdonaré como un hombre perdona al hijo que le sirve.
- Mientras estaba aún hablando, he aquí, una nube luminosa los cubrió; y una voz salió de la nube, diciendo: Este es mi Hijo amado en quien me he complacido; a Él oíd.
- Y el ángel le dijo: No temas, María, porque has hallado gracia delante de Dios. Y he aquí, concebirás en tu seno y darás a luz un hijo, y le pondrás por nombre Jesús.
- En esto consiste el amor: no en que nosotros hayamos amado a Dios, sino en que Él nos amó a nosotros y envió a su Hijo como propiciación por nuestros pecados.
- El que practica el pecado es del diablo, porque el diablo ha pecado desde el principio. El Hijo de Dios se manifestó con este propósito: para destruir las obras del diablo.
- Y las multitudes que iban delante de Él, y las que iban detrás, gritaban, diciendo:
¡Hosanna al Hijo de David!
¡Bendito el que viene en el nombre del Señor!
¡Hosanna en las alturas! - Respondiendo el ángel, le dijo: El Espíritu Santo vendrá sobre ti, y el poder del Altísimo te cubrirá con su sombra; por eso el santo Niño que nacerá será llamado Hijo de Dios.
- En cuanto a vosotros, que permanezca en vosotros lo que oísteis desde el principio. Si lo que oísteis desde el principio permanece en vosotros, vosotros también permaneceréis en el Hijo y en el Padre.
- Trabajad, no por el alimento que perece, sino por el alimento que permanece para vida eterna, el cual el Hijo del Hombre os dará, porque a este es a quien el Padre, Dios, ha marcado con su sello.
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