- Porque ¿quién es Dios, sino sólo Jehová?
¿Y qué roca hay fuera de nuestro Dios? - Amados, amémonos unos a otros, porque el amor es de Dios. Todo aquel que ama es nacido de Dios y conoce a Dios.
- Si alguno destruye el templo de Dios, Dios lo destruirá a él, porque el templo de Dios, el cual sois vosotros, santo es.
- ¡Jehová, Dios de los ejércitos, restáuranos!
¡Haz resplandecer tu rostro y seremos salvos! - En Dios está mi salvación y mi gloria;
en Dios está mi roca fuerte y mi refugio. - Pues nada hay imposible para Dios.
- Tú encenderás mi lámpara;
Jehová, mi Dios, alumbrará mis tinieblas. - Y creó Dios al hombre a su imagen,
a imagen de Dios lo creó;
varón y hembra los creó. - En Dios, cuya palabra alabo,
en Dios he confiado. No temeré.
¿Qué puede hacerme el hombre? - ¿Acaso no sabéis que sois templo de Dios y que el Espíritu de Dios está en vosotros?
- Mas yo volveré mis ojos a Jehová,
esperaré al Dios de mi salvación;
el Dios mío me oirá. - Dijo Dios: «Sea la luz.» Y fue la luz.
- Pues hay un solo Dios, y un solo mediador entre Dios y los hombres: Jesucristo hombre.
- Te exaltaré, mi Dios, mi Rey,
y bendeciré tu nombre eternamente y para siempre. - ¿Por qué te abates, alma mía,
y por qué te turbas dentro de mí?
Espera en Dios,
porque aún he de alabarlo,
¡salvación mía y Dios mío! - Sed, pues, imitadores de Dios como hijos amados.
- Oye, Israel: Jehová, nuestro Dios, Jehová uno es. Amarás a Jehová, tu Dios, de todo tu corazón, de toda tu alma y con todas tus fuerzas.
- Pero tú, hombre de Dios, huye de estas cosas y sigue la justicia, la piedad, la fe, el amor, la paciencia, la mansedumbre.
- Conoce, pues, que Jehová, tu Dios, es Dios, Dios fiel, que guarda el pacto y la misericordia a los que le aman y guardan sus mandamientos, hasta por mil generaciones.
- Cuando yo decía: «Mi pie resbala»,
tu misericordia, Jehová, me sostenía. - Por tanto, tú te has engrandecido, Jehová Dios; por cuanto no hay como tú, ni hay Dios fuera de ti, conforme a todo lo que hemos oído con nuestros oídos.
- ¡Sea tu misericordia, Jehová, sobre nosotros,
según esperamos en ti! - ¡Profundidad de las riquezas, de la sabiduría y del conocimiento de Dios!
¡Cuán insondables son sus juicios
e inescrutables sus caminos! - Pero Dios nos las reveló a nosotros por el Espíritu, porque el Espíritu todo lo escudriña, aun lo profundo de Dios.
- Mas yo soy Jehová, tu Dios,
desde la tierra de Egipto;
no conocerás, pues, otro dios fuera de mí,
ni otro salvador sino a mí.
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