¿Quién es Dios, si no el Señor? ¿Quién es la roca, si no nuestro Dios? | Pues, ¿quién es Dios, fuera del Señor? ¿Y quién es roca, sino solo nuestro Dios? |
¿Pues quién es Dios, si no el Señor? ¿Quién es la roca, si no nuestro Dios? | Pues ¿quién es Dios, fuera del Señor? ¿Y quién es roca, sino solo nuestro Dios? |
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El Señor es mi luz y mi salvación; ¿a quién temeré? El Señor es el baluarte de mi vida; ¿quién podrá amedrentarme? | El Señor es mi luz y mi salvación; ¿a quién temeré? El Señor es la fortaleza de mi vida; ¿de quién tendré temor? |
Entonces oí la voz del Señor que decía: —¿A quién enviaré? ¿Quién irá por nosotros? Y respondí: —Aquí estoy. ¡Envíame a mí! | Y oí la voz del Señor que decía: ¿A quién enviaré, y quién irá por nosotros? Entonces respondí: Heme aquí; envíame a mí. |
¿Quién realizó esto? ¿Quién lo hizo posible? ¿Quién llamó a las generaciones desde el principio? Yo, el Señor, soy el primero, y seré el mismo hasta el fin. | ¿Quién lo ha hecho y lo ha realizado, llamando a las generaciones desde el principio? Yo, el Señor, soy el primero, y con los postreros soy. |
Tú eres fiel con quien es fiel, e irreprochable con quien es irreprochable. | Con el benigno te muestras benigno, con el íntegro te muestras íntegro. |
Y a ustedes, ¿quién les va a hacer daño si se esfuerzan por hacer el bien? | ¿Y quién os podrá hacer daño si demostráis tener celo por lo bueno? |
Si alguien afirma: «Yo amo a Dios», pero odia a su hermano, es un mentiroso; pues el que no ama a su hermano, a quien ha visto, no puede amar a Dios, a quien no ha visto. | Si alguno dice: Yo amo a Dios, y aborrece a su hermano, es un mentiroso; porque el que no ama a su hermano, a quien ha visto, no puede amar a Dios a quien no ha visto. |
¿Quién es el que vence al mundo sino el que cree que Jesús es el Hijo de Dios? | ¿Y quién es el que vence al mundo, sino el que cree que Jesús es el Hijo de Dios? |
No niegues un favor a quien te lo pida si en tu mano está el otorgarlo. | No niegues el bien a quien se le debe, cuando esté en tu mano el hacerlo. |
Pero ¿quién soy yo, y quién es mi pueblo, para que podamos darte estas ofrendas voluntarias? En verdad, tú eres el dueño de todo, y lo que te hemos dado, de ti lo hemos recibido. | Pero ¿quién soy yo y quién es mi pueblo para que podamos ofrecer tan generosamente todo esto? Porque de ti proceden todas las cosas, y de lo recibido de tu mano te damos. |
¿A quién tengo en el cielo sino a ti? Si estoy contigo, ya nada quiero en la tierra. | ¿A quién tengo yo en los cielos, sino a ti? Y fuera de ti, nada deseo en la tierra. |
Quien encubre su pecado jamás prospera; quien lo confiesa y lo deja halla perdón. | Él que encubre sus pecados no prosperará, mas el que los confiesa y los abandona hallará misericordia. |
Dichoso aquel a quien se le perdonan sus transgresiones, a quien se le borran sus pecados. | ¡Cuán bienaventurado es aquel cuya transgresión es perdonada, cuyo pecado es cubierto! |
¿Qué diremos frente a esto? Si Dios está de nuestra parte, ¿quién puede estar en contra nuestra? | Entonces, ¿qué diremos a esto? Si Dios está por nosotros, ¿quién estará contra nosotros? |
Quien se conduce con integridad anda seguro; quien anda en malos pasos será descubierto. | Él que anda en integridad anda seguro, mas el que pervierte sus caminos será descubierto. |
¿Quién es este Rey de la gloria? Es el Señor Todopoderoso; ¡él es el Rey de la gloria! Selah | ¿Quién es este Rey de la gloria? El Señor de los ejércitos, Él es el Rey de la gloria. (Selah) |
¡Cuán dichoso es el hombre a quien Dios corrige! No menosprecies la disciplina del Todopoderoso. | He aquí, cuán bienaventurado es el hombre a quien Dios reprende; no desprecies, pues, la disciplina del Todopoderoso. |
Y esta es la vida eterna: que te conozcan a ti, el único Dios verdadero, y a Jesucristo, a quien tú has enviado. | Y esta es la vida eterna: que te conozcan a ti, el único Dios verdadero, y a Jesucristo, a quien has enviado. |
Y ustedes, ¿quién dicen que soy yo? —Tú eres el Cristo, el Hijo del Dios viviente —afirmó Simón Pedro. | Él les dijo: Y vosotros, ¿quién decís que soy yo? Respondiendo Simón Pedro, dijo: Tú eres el Cristo, el Hijo del Dios viviente. |
Quien ama el dinero, de dinero no se sacia. Quien ama las riquezas nunca tiene suficiente. ¡También esto es absurdo! | Él que ama el dinero no se saciará de dinero, y el que ama la abundancia no se saciará de ganancias. También esto es vanidad. |
Pero Dios es mi socorro; el Señor es quien me sostiene. | He aquí, Dios es el que me ayuda; el Señor es el que sostiene mi alma. |
Quien quiera servirme debe seguirme; y donde yo esté, allí también estará mi siervo. A quien me sirva, mi Padre lo honrará. | Si alguno me sirve, que me siga; y donde yo estoy, allí también estará mi servidor; si alguno me sirve, el Padre lo honrará. |
No hay más que un solo legislador y juez, aquel que puede salvar y destruir. Tú, en cambio, ¿quién eres para juzgar a tu prójimo? | Solo hay un dador de la ley y juez, que es poderoso para salvar y para destruir; pero tú, ¿quién eres que juzgas a tu prójimo? |
Para nosotros no hay más que un solo Dios, el Padre, de quien todo procede y para el cual vivimos; y no hay más que un solo Señor, es decir, Jesucristo, por quien todo existe y por medio del cual vivimos. | Sin embargo, para nosotros hay un solo Dios, el Padre, de quien proceden todas las cosas y nosotros somos para Él; y un Señor, Jesucristo, por quien son todas las cosas y por medio del cual existimos nosotros. |