- Cantad a Dios, cantad alabanzas a su nombre;
abrid paso al que cabalga por los desiertos,
cuyo nombre es el Señor; regocijaos delante de Él.
Padre de los huérfanos y defensor de las viudas
es Dios en su santa morada. - Dios prepara un hogar para los solitarios;
conduce a los cautivos a prosperidad;
solo los rebeldes habitan en una tierra seca. - Bendito sea el Señor, que cada día lleva nuestra carga,
el Dios que es nuestra salvación. (Selah) - Llena está mi boca de tu alabanza
y de tu gloria todo el día. - Darán voces de júbilo mis labios, cuando te cante alabanzas,
y mi alma, que tú has redimido. - ¿A quién tengo yo en los cielos, sino a ti?
Y fuera de ti, nada deseo en la tierra. - Mi carne y mi corazón pueden desfallecer,
pero Dios es la fortaleza de mi corazón y mi porción para siempre. - Ayúdanos oh Dios de nuestra salvación,
por la gloria de tu nombre;
líbranos y perdona nuestros pecados por amor de tu nombre. - Oh Señor, Dios de los ejércitos, restáuranos;
haz resplandecer tu rostro sobre nosotros y seremos salvos. - Defended al débil y al huérfano;
haced justicia al afligido y al menesteroso. - Porque mejor es un día en tus atrios que mil fuera de ellos.
Prefiero estar en el umbral de la casa de mi Dios
que morar en las tiendas de impiedad. - Pues tú, Señor, eres bueno y perdonador,
abundante en misericordia para con todos los que te invocan. - Enséñame, oh Señor, tu camino;
andaré en tu verdad;
unifica mi corazón para que tema tu nombre. - Antes que los montes fueran engendrados,
y nacieran la tierra y el mundo,
desde la eternidad y hasta la eternidad, tú eres Dios. - Porque mil años ante tus ojos
son como el día de ayer que ya pasó,
y como una vigilia de la noche. - Enséñanos a contar de tal modo nuestros días,
que traigamos al corazón sabiduría. - Y sea la gracia del Señor nuestro Dios sobre nosotros.
Confirma, pues, sobre nosotros la obra de nuestras manos;
sí, la obra de nuestras manos confirma. - El que habita al abrigo del Altísimo
morará a la sombra del Omnipotente.
Diré yo al Señor: Refugio mío y fortaleza mía,
mi Dios, en quien confío. - Con sus plumas te cubre,
y bajo sus alas hallas refugio;
escudo y baluarte es su fidelidad. - Si digo: Mi pie ha resbalado,
tu misericordia, oh Señor, me sostendrá. - Cuando mis inquietudes se multiplican dentro de mí,
tus consuelos deleitan mi alma. - Venid, adoremos y postrémonos;
doblemos la rodilla ante el Señor nuestro Hacedor. - Los que amáis al Señor, aborreced el mal;
Él guarda las almas de sus santos;
los libra de la mano de los impíos. - Bendice, alma mía, al Señor,
y bendiga todo mi ser su santo nombre. - Compasivo y clemente es el Señor,
lento para la ira y grande en misericordia.
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