- El Señor es mi porción —dice mi alma—
por eso en Él espero. - Bendice, alma mía, al Señor,
y bendiga todo mi ser su santo nombre. - Vosotros me llamáis Maestro y Señor; y tenéis razón, porque lo soy.
- Pero el que se gloría, que se gloríe en el Señor. Porque no es aprobado el que se alaba a sí mismo, sino aquel a quien el Señor alaba.
- Por tanto, diles: «Así dice el Señor Dios: “Ninguna de mis palabras se demorará más. Toda palabra que diga se cumplirá” » —declara el Señor Dios.
- Por lo demás, fortaleceos en el Señor y en el poder de su fuerza.
- Encomienda tus obras al Señor,
y tus propósitos se afianzarán. - Busqué al Señor, y Él me respondió,
y me libró de todos mis temores. - Entonces Job se levantó, rasgó su manto, se rasuró la cabeza, y postrándose en tierra, adoró, y dijo:
Desnudo salí del vientre de mi madre
y desnudo volveré allá.
El Señor dio y el Señor quitó;
bendito sea el nombre del Señor. - Y ahora, Israel, ¿qué requiere de ti el Señor tu Dios, sino que temas al Señor tu Dios, que andes en todos sus caminos, que le ames y que sirvas al Señor tu Dios con todo tu corazón y con toda tu alma, y que guardes los mandamientos del Señor y sus estatutos que yo te ordeno hoy para tu bien?
- Si digo: Mi pie ha resbalado,
tu misericordia, oh Señor, me sostendrá. - Porque los ojos del Señor están sobre los justos,
y sus oídos atentos a sus oraciones;
pero el rostro del Señor está contra los que hacen el mal. - Buscad al Señor y su fortaleza;
buscad su rostro continuamente. - He aquí, Dios es el que me ayuda;
el Señor es el que sostiene mi alma. - Tú enciendes mi lámpara, oh Señor;
mi Dios que alumbra mis tinieblas. - El Señor peleará por vosotros mientras vosotros os quedáis callados.
- Pon tu delicia en el Señor,
y Él te dará las peticiones de tu corazón. - Bienaventurado todo aquel que teme al Señor,
que anda en sus caminos. - Señor, todo mi anhelo está delante de ti,
y mi suspiro no te es oculto. - Levántate, oh Señor; alza, oh Dios, tu mano.
No te olvides de los pobres. - Este pobre clamó, y el Señor le oyó,
y lo salvó de todas sus angustias. - Y sucederá que todo aquel que invoque el nombre del Señor será salvo.
- Entonces el Señor dijo a Satanás: He aquí, todo lo que tiene está en tu poder; pero no extiendas tu mano sobre él. Y Satanás salió de la presencia del Señor.
- Porque el que me halla, halla la vida,
y alcanza el favor del Señor. - Sea sobre nosotros tu misericordia, oh Señor,
según hemos esperado en ti.
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