Así que, hermanos míos amados, estad firmes y constantes, creciendo en la obra del Señor siempre, sabiendo que vuestro trabajo en el Señor no es en vano. | Por tanto, mis amados hermanos, estad firmes, constantes, abundando siempre en la obra del Señor, sabiendo que vuestro trabajo en el Señor no es en vano. |
¿Tú quién eres, que juzgas al criado ajeno? Para su propio señor está en pie, o cae; pero estará firme, porque poderoso es el Señor para hacerle estar firme. | ¿Quién eres tú para juzgar al criado de otro? Para su propio amo está en pie o cae, y en pie se mantendrá, porque poderoso es el Señor para sostenerlo en pie. |
|
Vuestra gentileza sea conocida de todos los hombres. El Señor está cerca. | Vuestra bondad sea conocida de todos los hombres. El Señor está cerca. |
Por lo demás, hermanos míos, fortaleceos en el Señor, y en el poder de su fuerza. | Por lo demás, fortaleceos en el Señor y en el poder de su fuerza. |
Que os ha nacido hoy, en la ciudad de David, un Salvador, que es CRISTO el Señor. | Porque os ha nacido hoy, en la ciudad de David, un Salvador, que es Cristo el Señor. |
Y toda lengua confiese que Jesucristo es el Señor, para gloria de Dios Padre. | Y toda lengua confiese que Jesucristo es Señor, para gloria de Dios Padre. |
Y tuya, oh Señor, es la misericordia; Porque tú pagas a cada uno conforme a su obra. | Y tuya es, oh Señor, la misericordia, pues tú pagas al hombre conforme a sus obras. |
Sino vestíos del Señor Jesucristo, y no proveáis para los deseos de la carne. | Antes bien, vestíos del Señor Jesucristo, y no penséis en proveer para las lujurias de la carne. |
Porque no hará nada Jehová el Señor, sin que revele su secreto a sus siervos los profetas. | Ciertamente el Señor Dios no hace nada sin revelar su secreto a sus siervos los profetas. |
Bendito el Señor; cada día nos colma de beneficios El Dios de nuestra salvación. Selah | Bendito sea el Señor, que cada día lleva nuestra carga, el Dios que es nuestra salvación. (Selah) |
En lo que requiere diligencia, no perezosos; fervientes en espíritu, sirviendo al Señor. | No seáis perezosos en lo que requiere diligencia; fervientes en espíritu, sirviendo al Señor. |
Por tanto, nosotros todos, mirando a cara descubierta como en un espejo la gloria del Señor, somos transformados de gloria en gloria en la misma imagen, como por el Espíritu del Señor. | Pero nosotros todos, con el rostro descubierto, contemplando como en un espejo la gloria del Señor, estamos siendo transformados en la misma imagen de gloria en gloria, como por el Señor, el Espíritu. |
Y el Señor encamine vuestros corazones al amor de Dios, y a la paciencia de Cristo. | Que el Señor dirija vuestros corazones hacia el amor de Dios y hacia la perseverancia de Cristo. |
Porque no quiero la muerte del que muere, dice Jehová el Señor; convertíos, pues, y viviréis. | Pues yo no me complazco en la muerte de nadie —declara el Señor Dios—. Arrepentíos y vivid. |
Porque en otro tiempo erais tinieblas, mas ahora sois luz en el Señor; andad como hijos de luz. | Porque antes erais tinieblas, pero ahora sois luz en el Señor; andad como hijos de la luz. |
De lo profundo, oh Jehová, a ti clamo. Señor, oye mi voz; Estén atentos tus oídos A la voz de mi súplica. | Desde lo más profundo, oh Señor, he clamado a ti. ¡Señor, oye mi voz! Estén atentos tus oídos a la voz de mis súplicas. |
Justificados, pues, por la fe, tenemos paz para con Dios por medio de nuestro Señor Jesucristo. | Por tanto, habiendo sido justificados por la fe, tenemos paz para con Dios por medio de nuestro Señor Jesucristo. |
El que da testimonio de estas cosas dice: Ciertamente vengo en breve. Amén; sí, ven, Señor Jesús. | Él que testifica de estas cosas dice: Sí, vengo pronto. Amén. Ven, Señor Jesús. |
Mas gracias sean dadas a Dios, que nos da la victoria por medio de nuestro Señor Jesucristo. | Pero a Dios gracias, que nos da la victoria por medio de nuestro Señor Jesucristo. |
Jesús le dijo: Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, y con toda tu alma, y con toda tu mente. | Y Él le dijo: Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, y con toda tu alma, y con toda tu mente. |
Porque tú, Señor, eres bueno y perdonador, Y grande en misericordia para con todos los que te invocan. | Pues tú, Señor, eres bueno y perdonador, abundante en misericordia para con todos los que te invocan. |
Mas, oh amados, no ignoréis esto: que para con el Señor un día es como mil años, y mil años como un día. | Pero, amados, no ignoréis esto: que para el Señor un día es como mil años, y mil años como un día. |
Fiel es Dios, por el cual fuisteis llamados a la comunión con su Hijo Jesucristo nuestro Señor. | Fiel es Dios, por medio de quien fuisteis llamados a la comunión con su Hijo Jesucristo, Señor nuestro. |
¿Quiero yo la muerte del impío? dice Jehová el Señor. ¿No vivirá, si se apartare de sus caminos? | ¿Acaso me complazco yo en la muerte del impío —declara el Señor Dios— y no en que se aparte de sus caminos y viva? |
Y el Señor, después que les habló, fue recibido arriba en el cielo, y se sentó a la diestra de Dios. | Entonces, el Señor Jesús, después de hablar con ellos, fue recibido en el cielo y se sentó a la diestra de Dios. |