- Vestíos de toda la armadura de Dios, para que podáis estar firmes contra las asechanzas del diablo.
- Mi alma tiene sed de Dios, del Dios vivo;
¿Cuándo vendré, y me presentaré delante de Dios? - Por tanto os digo: No os afanéis por vuestra vida, qué habéis de comer o qué habéis de beber; ni por vuestro cuerpo, qué habéis de vestir. ¿No es la vida más que el alimento, y el cuerpo más que el vestido?
- Venid luego, dice Jehová, y estemos a cuenta: si vuestros pecados fueren como la grana, como la nieve serán emblanquecidos; si fueren rojos como el carmesí, vendrán a ser como blanca lana.
- Y cuando él venga, convencerá al mundo de pecado, de justicia y de juicio.
- Levántate, resplandece; porque ha venido tu luz,
y la gloria de Jehová ha nacido sobre ti. - Por tanto, os digo que todo lo que pidiereis orando, creed que lo recibiréis, y os vendrá.
- Y no participéis en las obras infructuosas de las tinieblas, sino más bien reprendedlas; porque vergonzoso es aun hablar de lo que ellos hacen en secreto.
- ¿Quién es el que vence al mundo, sino el que cree que Jesús es el Hijo de Dios?
- Mas el fin de todas las cosas se acerca; sed, pues, sobrios, y velad en oración.
- Venid, adoremos y postrémonos;
Arrodillémonos delante de Jehová nuestro Hacedor. - Venid a mí todos los que estáis trabajados y cargados, y yo os haré descansar.
- Honra a las viudas que en verdad lo son.
- Y aquel Verbo fue hecho carne, y habitó entre nosotros (y vimos su gloria, gloria como del unigénito del Padre), lleno de gracia y de verdad.
- He aquí, yo vengo pronto; retén lo que tienes, para que ninguno tome tu corona.
- Hijitos, vosotros sois de Dios, y los habéis vencido; porque mayor es el que está en vosotros, que el que está en el mundo.
- Estas cosas os he hablado para que en mí tengáis paz. En el mundo tendréis aflicción; pero confiad, yo he vencido al mundo.
- El necio menosprecia el consejo de su padre;
Mas el que guarda la corrección vendrá a ser prudente. - Por tanto, también vosotros estad preparados; porque el Hijo del Hombre vendrá a la hora que no pensáis.
- Pues tengo por cierto que las aflicciones del tiempo presente no son comparables con la gloria venidera que en nosotros ha de manifestarse.
- Ahora yo Nabucodonosor alabo, engrandezco y glorifico al Rey del cielo, porque todas sus obras son verdaderas, y sus caminos justos; y él puede humillar a los que andan con soberbia.
- Cercano está Jehová a todos los que le invocan,
A todos los que le invocan de veras. - Pero cuando venga el Consolador, a quien yo os enviaré del Padre, el Espíritu de verdad, el cual procede del Padre, él dará testimonio acerca de mí.
- Este Jesús es la piedra reprobada por vosotros los edificadores, la cual ha venido a ser cabeza del ángulo.
- Si tu hermano pecare contra ti, repréndele; y si se arrepintiere, perdónale. Y si siete veces al día pecare contra ti, y siete veces al día volviere a ti, diciendo: Me arrepiento; perdónale.
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