- Y vosotros, padres, no provoquéis a ira a vuestros hijos, sino criadlos en la disciplina e instrucción del Señor.
- Mientras comían, Jesús tomó pan, y habiéndolo bendecido, lo partió, y dándoselo a los discípulos, dijo: Tomad, comed; esto es mi cuerpo.
- Y llamando a la multitud y a sus discípulos, les dijo: Si alguno quiere venir en pos de mí, niéguese a sí mismo, tome su cruz, y sígame.
- Entonces, ¿qué diremos a esto? Si Dios está por nosotros, ¿quién estará contra nosotros?
- Por tanto, someteos a Dios. Resistid, pues, al diablo y huirá de vosotros.
- La mente del hombre planea su camino,
pero el Señor dirige sus pasos. - Jesús le dijo: ¿No te dije que si crees, verás la gloria de Dios?
- Al Señor he puesto continuamente delante de mí;
porque está a mi diestra, permaneceré firme. - Y diciendo: El tiempo se ha cumplido y el reino de Dios se ha acercado; arrepentíos y creed en el evangelio.
- Y os ruego, hermanos, que vigiléis a los que causan disensiones y tropiezos contra las enseñanzas que vosotros aprendisteis, y que os apartéis de ellos.
- Y habiendo tomado pan, después de haber dado gracias, lo partió, y les dio, diciendo: Esto es mi cuerpo que por vosotros es dado; haced esto en memoria de mí.
- Y sucederá que si obedeces diligentemente al Señor tu Dios, cuidando de cumplir todos sus mandamientos que yo te mando hoy, el Señor tu Dios te pondrá en alto sobre todas las naciones de la tierra.
- Y el que no toma su cruz y sigue en pos de mí, no es digno de mí.
- Y en el último día, el gran día de la fiesta, Jesús puesto en pie, exclamó en alta voz, diciendo: Si alguno tiene sed, que venga a mí y beba.
- Pero aun si sufrís por causa de la justicia, dichosos sois. Y no os amedrentéis por temor a ellos ni os turbéis.
- Porque la palabra de Dios es viva y eficaz, y más cortante que cualquier espada de dos filos; penetra hasta la división del alma y del espíritu, de las coyunturas y los tuétanos, y es poderosa para discernir los pensamientos y las intenciones del corazón.
- Procura con diligencia presentarte a Dios aprobado, como obrero que no tiene de qué avergonzarse, que maneja con precisión la palabra de verdad.
- Porque si en verdad enmendáis vuestros caminos y vuestras obras, si en verdad hacéis justicia entre el hombre y su prójimo, y no oprimís al extranjero, al huérfano y a la viuda, ni derramáis sangre inocente en este lugar, ni andáis en pos de otros dioses para vuestra propia ruina, entonces os haré morar en este lugar, en la tierra que di a vuestros padres para siempre.
- No digas: ¿Por qué fueron los días pasados mejores que estos?
Pues no es sabio que preguntes sobre esto. - He disipado como una densa nube tus transgresiones,
y como espesa niebla tus pecados.
Vuélvete a mí, porque yo te he redimido. - Todo lo que se mueve y tiene vida os será para alimento: todo os lo doy como os di la hierba verde. Pero carne con su vida, es decir, con su sangre, no comeréis.
- Entonces, el Señor Jesús, después de hablar con ellos, fue recibido en el cielo y se sentó a la diestra de Dios.
- Hijo mío, no rechaces la disciplina del Señor
ni aborrezcas su reprensión,
porque el Señor a quien ama reprende,
como un padre al hijo en quien se deleita. - Y estas palabras que yo te mando hoy, estarán sobre tu corazón; y diligentemente las enseñarás a tus hijos, y hablarás de ellas cuando te sientes en tu casa y cuando andes por el camino, cuando te acuestes y cuando te levantes.
- En verdad os digo que cualquiera que diga a este monte: «Quítate y arrójate al mar», y no dude en su corazón, sino crea que lo que dice va a suceder, le será concedido.
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