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Corazón (3/4)

  • Solamente temed al Señor y servidle en verdad con todo vuestro corazón; pues habéis visto cuán grandes cosas ha hecho por vosotros.
  • El necio no se deleita en la prudencia,
    sino solo en revelar su corazón.
  • Huye, pues, de las pasiones juveniles y sigue la justicia, la fe, el amor y la paz, con los que invocan al Señor con un corazón puro.
  • Confía en el Señor con todo tu corazón,
    y no te apoyes en tu propio entendimiento.
    Reconócele en todos tus caminos,
    y Él enderezará tus sendas.
  • Hijo mío, presta atención a mis palabras,
    inclina tu oído a mis razones;
    que no se aparten de tus ojos,
    guárdalas en medio de tu corazón.
  • Antes de la destrucción el corazón del hombre es altivo,
    pero a la gloria precede la humildad.
  • Escudríñame, oh Dios, y conoce mi corazón;
    pruébame y conoce mis inquietudes.
    Y ve si hay en mí camino malo,
    y guíame en el camino eterno.
  • Hijo mío, no te olvides de mi enseñanza,
    y tu corazón guarde mis mandamientos,
    porque largura de días y años de vida
    y paz te añadirán.
  • Escucha, oh Israel, el Señor es nuestro Dios, el Señor uno es. Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, con toda tu alma y con toda tu fuerza.
  • Vete, come tu pan con gozo,
    y bebe tu vino con corazón alegre,
    porque Dios ya ha aprobado tus obras.
  • Como la sentencia contra una mala obra no se ejecuta enseguida, por eso el corazón de los hijos de los hombres está en ellos entregado enteramente a hacer el mal.
  • La mente del hombre planea su camino,
    pero el Señor dirige sus pasos.
  • La paz os dejo, mi paz os doy; no os la doy como el mundo la da. No se turbe vuestro corazón, ni tenga miedo.
  • Cuando comían sus pastos, se saciaron,
    y al estar saciados, se ensoberbeció su corazón;
    por tanto, se olvidaron de mí.
  • ¡Oh si ellos tuvieran tal corazón que me temieran, y guardaran siempre todos mis mandamientos, para que les fuera bien a ellos y a sus hijos para siempre!
  • Si no escucháis, y si no decidís de corazón dar honor a mi nombre —dice el Señor de los ejércitos— enviaré sobre vosotros maldición, y maldeciré vuestras bendiciones; y en verdad, ya las he maldecido, porque no lo habéis decidido de corazón.
  • Habéis oído que se dijo: «No cometerás adulterio». Pero yo os digo que todo el que mire a una mujer para codiciarla ya cometió adulterio con ella en su corazón.
  • Sean gratas las palabras de mi boca y la meditación de mi corazón delante de ti,
    oh Señor, roca mía y redentor mío.
  • Claman los justos, y el Señor los oye,
    y los libra de todas sus angustias.
    Cercano está el Señor a los quebrantados de corazón,
    y salva a los abatidos de espíritu.
  • Respondiendo él, dijo: Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, y con toda tu alma, y con toda tu fuerza, y con toda tu mente; y a tu prójimo como a ti mismo.
  • Tomad mi yugo sobre vosotros y aprended de mí, que soy manso y humilde de corazón, y hallareis descanso para vuestras almas. Porque mi yugo es fácil y mi carga ligera.
  • Si alguno se cree religioso, pero no refrena su lengua, sino que engaña a su propio corazón, la religión del tal es vana.
  • Mas Pedro dijo: Ananías, ¿por qué ha llenado Satanás tu corazón para mentir al Espíritu Santo, y quedarte con parte del precio del terreno? Mientras estaba sin venderse, ¿no te pertenecía? Y después de vendida, ¿no estaba bajo tu poder? ¿Por qué concebiste este asunto en tu corazón? No has mentido a los hombres sino a Dios.
  • El que anda en integridad y obra justicia,
    que habla verdad en su corazón.
    El que no calumnia con su lengua,
    no hace mal a su prójimo,
    ni toma reproche contra su amigo.
  • Y que amarle con todo el corazón y con todo el entendimiento y con todas las fuerzas, y amar al prójimo como a uno mismo, es más que todos los holocaustos y los sacrificios.

Por tanto, reconoce hoy y reflexiona en tu corazón, que el Señor es Dios arriba en los cielos y abajo en la tierra; no hay otro.
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Versículo de la Biblia del día

Pero nosotros todos, con el rostro descubierto, contemplando como en un espejo la gloria del Señor, estamos siendo transformados en la misma imagen de gloria en gloria, como por el Señor, el Espíritu.

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