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Cuando (3/4)

  • Cuando Jesús nació, en Belén de Judea, en días del rey Herodes, llegaron del oriente a Jerusalén unos sabios, preguntando: —¿Dónde está el rey de los judíos que ha nacido?, pues su estrella hemos visto en el oriente y venimos a adorarlo.
  • ¡Bendito el hombre que confía en Jehová,
    cuya confianza está puesta en Jehová!,
    porque será como el árbol plantado junto a las aguas,
    que junto a la corriente echará sus raíces.
    No temerá cuando llegue el calor,
    sino que su hoja estará verde.
    En el año de sequía
    no se inquietará
    ni dejará de dar fruto.
  • Si mal os parece servir a Jehová, escogeos hoy a quién sirváis; si a los dioses a quienes sirvieron vuestros padres cuando estuvieron al otro lado del río, o a los dioses de los amorreos en cuya tierra habitáis; pero yo y mi casa serviremos a Jehová.
  • Pero sea vuestro hablar: “Sí, sí” o “No, no” porque lo que es más de esto, de mal procede.
  • Aunque un ejército acampe contra mí,
    no temerá mi corazón;
    aunque contra mí se levante guerra,
    yo estaré confiado.
  • Jehová, tú me has examinado y conocido.
    Tú has conocido mi sentarme y mi levantarme.
    Has entendido desde lejos mis pensamientos.
  • Por Jehová son ordenados los pasos del hombre
    y él aprueba su camino.
  • Pues aún no está la palabra en mi lengua
    y ya tú, Jehová, la sabes toda.
  • Porque, si siendo enemigos, fuimos reconciliados con Dios por la muerte de su Hijo, mucho más, estando reconciliados, seremos salvos por su vida.
  • El hombre se alegra con la respuesta de su boca;
    la palabra a su tiempo, ¡cuán buena es!
  • Aconteció que al pasar él por los sembrados un sábado, sus discípulos, mientras andaban, comenzaron a arrancar espigas. Entonces los fariseos le dijeron: —Mira, ¿por qué hacen en sábado lo que no es lícito? Pero él les dijo: —¿Nunca leísteis lo que hizo David cuando tuvo necesidad y sintió hambre, él y los que con él estaban; cómo entró en la casa de Dios, siendo Abiatar sumo sacerdote, y comió los panes de la proposición, de los cuales no es lícito comer sino a los sacerdotes, y aun dio a los que con él estaban? También les dijo: —El sábado fue hecho por causa del hombre, y no el hombre por causa del sábado. Por tanto, el Hijo del hombre es Señor aun del sábado.
  • Oyéndolo Jesús, le respondió: —No temas; cree solamente y será salva.
  • Con mi alma te he deseado en la noche
    y, en tanto que me dure el espíritu dentro de mí,
    madrugaré a buscarte;
    porque luego que hay juicios tuyos en la tierra,
    los moradores del mundo aprenden justicia.
  • Pero Dios, que es rico en misericordia, por su gran amor con que nos amó, aun estando nosotros muertos en pecados, nos dio vida juntamente con Cristo (por gracia sois salvos).
  • Humillaos, pues, bajo la poderosa mano de Dios, para que él os exalte a su debido tiempo.
  • En el día del bien goza del bien, y en el día de la adversidad, reflexiona. Dios hizo tanto el uno como el otro, a fin de que el hombre no sepa qué trae el futuro.
  • En esto es glorificado mi Padre: en que llevéis mucho fruto y seáis así mis discípulos.
  • Pero gran ganancia es la piedad acompañada de contentamiento.
  • Por tanto, también vosotros estad preparados, porque el Hijo del hombre vendrá a la hora que no pensáis.
  • Pues os es necesaria la paciencia, para que, habiendo hecho la voluntad de Dios, obtengáis la promesa.
  • En sus pastos se saciaron
    y, una vez repletos,
    se ensoberbeció su corazón;
    por esta causa se olvidaron de mí.
  • Enseñaba Jesús en una sinagoga en sábado, y había allí una mujer que desde hacía dieciocho años tenía espíritu de enfermedad, y andaba encorvada y en ninguna manera se podía enderezar. Cuando Jesús la vio, la llamó y le dijo: —Mujer, eres libre de tu enfermedad. Puso las manos sobre ella, y ella se enderezó al momento y glorificaba a Dios. Pero el alto dignatario de la sinagoga, enojado de que Jesús hubiera sanado en sábado, dijo a la gente: —Seis días hay en que se debe trabajar; en estos, pues, venid y sed sanados, y no en sábado. Entonces el Señor le respondió y dijo: —¡Hipócrita!, ¿no desatáis vosotros vuestro buey o vuestro asno del pesebre y lo lleváis a beber en sábado? Y a esta hija de Abraham, que Satanás había atado dieciocho años, ¿no se le debía desatar de esta ligadura en sábado? Al decir él estas cosas, se avergonzaban todos sus adversarios; pero todo el pueblo se regocijaba por todas las cosas gloriosas hechas por él.
  • Por tanto, tomad toda la armadura de Dios, para que podáis resistir en el día malo y, habiendo acabado todo, estar firmes.
  • Si no se ejecuta enseguida la sentencia para castigar una mala obra, el corazón de los hijos de los hombres se dispone a hacer lo malo.
  • El fin de todo el discurso que has oído es: Teme a Dios y guarda sus mandamientos, porque esto es el todo del hombre.

¿Has de poner tus ojos en las riquezas, que son nada?
De cierto se hacen alas como de águila,
y vuelan al cielo.
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Versículo de la Biblia del día

Y en ningún otro hay salvación, porque no hay otro nombre bajo el cielo, dado a los hombres, en que podamos ser salvos.

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Versículo de la Biblia al Azar

Ahora permanecen la fe, la esperanza y el amor, estos tres; pero el mayor de ellos es el amor.Siguiente versículo!Con imagen

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