¡Cuán hermosos son sobre los montes los pies del que trae alegres nuevas, del que anuncia la paz, del que trae nuevas del bien, del que publica salvación, del que dice a Sión: «¡Tu Dios reina!»! | ¡Qué hermosos son, sobre los montes, los pies del que trae buenas nuevas; del que proclama la paz, del que anuncia buenas noticias, del que proclama la salvación, del que dice a Sión: «Tu Dios reina»! |
No ruego que los quites del mundo, sino que los guardes del mal. | No te pido que los quites del mundo, sino que los protejas del maligno. |
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Las palabras del sabio están llenas de gracia, mas los labios del necio causan su propia ruina. | Las palabras del sabio son placenteras, pero los labios del necio son su ruina. |
Abre tu boca, juzga con justicia y defiende la causa del pobre y del menesteroso. | ¡Levanta la voz, y hazles justicia! ¡Defiende a los pobres y necesitados! |
Humillaos delante del Señor y él os exaltará. | Humíllense delante del Señor, y él los exaltará. |
La gracia del Señor Jesucristo, el amor de Dios y la comunión del Espíritu Santo sean con todos vosotros. Amén. | Que la gracia del Señor Jesucristo, el amor de Dios y la comunión del Espíritu Santo sean con todos ustedes. |
No me avergüenzo del evangelio, porque es poder de Dios para salvación de todo aquel que cree, del judío primeramente y también del griego. | A la verdad, no me avergüenzo del evangelio, pues es poder de Dios para la salvación de todos los que creen: de los judíos primeramente, pero también de los gentiles. |
Por tanto, id y haced discípulos a todas las naciones, bautizándolos en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo, y enseñándoles que guarden todas las cosas que os he mandado. Y yo estoy con vosotros todos los días, hasta el fin del mundo. | Por tanto, vayan y hagan discípulos de todas las naciones, bautizándolos en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo, enseñándoles a obedecer todo lo que les he mandado a ustedes. Y les aseguro que estaré con ustedes siempre, hasta el fin del mundo. |
Apártate del mal y haz el bien; busca la paz y síguela. | Que se aparte del mal y haga el bien; que busque la paz y la siga. |
Y todo aquel que invoque el nombre del Señor, será salvo. | Y todo el que invoque el nombre del Señor será salvo. |
Lo que nace de la carne, carne es; y lo que nace del Espíritu, espíritu es. | Lo que nace del cuerpo es cuerpo; lo que nace del Espíritu es espíritu. |
El hombre bueno, del buen tesoro de su corazón saca lo bueno; y el hombre malo, del mal tesoro de su corazón saca lo malo, porque de la abundancia del corazón habla la boca. | El que es bueno, de la bondad que atesora en el corazón produce el bien; pero el que es malo, de su maldad produce el mal, porque de lo que abunda en el corazón habla la boca. |
Como el rostro en el agua es reflejo del rostro, así el hombre se refleja en el corazón del hombre. | En el agua se refleja el rostro, y en el corazón se refleja la persona. |
Antes del quebranto se engríe el corazón del hombre, pero antes de los honores está la humildad. | Al fracaso lo precede la soberbia humana; a los honores los precede la humildad. |
Porque nada de lo que hay en el mundo —los deseos de la carne, los deseos de los ojos y la vanagloria de la vida— proviene del Padre, sino del mundo. | Porque nada de lo que hay en el mundo —los malos deseos del cuerpo, la codicia de los ojos y la arrogancia de la vida— proviene del Padre, sino del mundo. |
Ya que todo aquel que invoque el nombre del Señor, será salvo. | Porque «todo el que invoque el nombre del Señor será salvo». |
Pero cuando venga el Consolador, a quien yo os enviaré del Padre, el Espíritu de verdad, el cual procede del Padre, él dará testimonio acerca de mí. | Cuando venga el Consolador, que yo les enviaré de parte del Padre, el Espíritu de verdad que procede del Padre, él testificará acerca de mí. |
¿Pues qué, si vierais al Hijo del hombre subir a donde estaba primero? | ¿Qué tal si vieran al Hijo del hombre subir adonde antes estaba? |
Nadie busque su propio bien, sino el del otro. | Que nadie busque sus propios intereses, sino los del prójimo. |
Y el Verbo se hizo carne y habitó entre nosotros lleno de gracia y de verdad; y vimos su gloria, gloria como del unigénito del Padre. | Y el Verbo se hizo hombre y habitó entre nosotros. Y hemos contemplado su gloria, la gloria que corresponde al Hijo unigénito del Padre, lleno de gracia y de verdad. |
Bienaventurados seréis cuando los hombres os odien, os aparten de sí, os insulten y desechen vuestro nombre como malo por causa del Hijo del hombre. | Dichosos ustedes cuando los odien, cuando los discriminen, los insulten y los desprestigien por causa del Hijo del hombre. |
Guarda tu lengua del mal y tus labios de hablar engaño. | Que refrene su lengua de hablar el mal y sus labios de proferir engaños. |
Los que son de la carne piensan en las cosas de la carne; pero los que son del Espíritu, en las cosas del Espíritu. | Los que viven conforme a la naturaleza pecaminosa fijan la mente en los deseos de tal naturaleza; en cambio, los que viven conforme al Espíritu fijan la mente en los deseos del Espíritu. |
Plata pura es la lengua del justo, mas es nada el corazón de los malvados. | Plata refinada es la lengua del justo; el corazón del malvado no vale nada. |
Porque los ojos del Señor están sobre los justos, y sus oídos atentos a sus oraciones; pero el rostro del Señor está contra aquellos que hacen el mal. | Porque los ojos del Señor están sobre los justos, y sus oídos, atentos a sus oraciones; pero el rostro del Señor está contra los que hacen el mal. |