El hijo sabio alegra al padre, pero el hijo necio es la tristeza de su madre. | El hijo sabio es la alegría de su padre; el hijo necio es el pesar de su madre. |
El que tiene al Hijo tiene la vida; el que no tiene al Hijo de Dios no tiene la vida. | El que tiene al Hijo, tiene la vida; el que no tiene al Hijo de Dios, no tiene la vida. |
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Todo aquel que niega al Hijo, tampoco tiene al Padre. El que confiesa al Hijo tiene también al Padre. | Todo el que niega al Hijo no tiene al Padre; el que reconoce al Hijo tiene también al Padre. |
Así que, si el Hijo os liberta, seréis verdaderamente libres. | Así que, si el Hijo los libera, serán ustedes verdaderamente libres. |
El que cree en el Hijo tiene vida eterna; pero el que se niega a creer en el Hijo no verá la vida, sino que la ira de Dios está sobre él. | El que cree en el Hijo tiene vida eterna; pero el que rechaza al Hijo no sabrá lo que es esa vida, sino que permanecerá bajo el castigo de Dios. |
¿Pues qué, si vierais al Hijo del hombre subir a donde estaba primero? | ¿Qué tal si vieran al Hijo del hombre subir adonde antes estaba? |
Tú, pues, hijo mío, esfuérzate en la gracia que es en Cristo Jesús. | Así que tú, hijo mío, fortalécete por la gracia que tenemos en Cristo Jesús. |
No menosprecies, hijo mío, el castigo de Jehová, no te canses de que él te corrija, porque Jehová al que ama castiga, como el padre al hijo a quien quiere. | Hijo mío, no desprecies la disciplina del Señor, ni te ofendas por sus reprensiones. Porque el Señor disciplina a los que ama, como corrige un padre a su hijo querido. |
Hijo mío, si tu corazón es sabio, también a mí se me alegrará el corazón. | Hijo mío, si tu corazón es sabio, también mi corazón se regocijará. |
Porque el Hijo del hombre vino a buscar y a salvar lo que se había perdido. | Porque el Hijo del hombre vino a buscar y a salvar lo que se había perdido. |
¿Quién es el que vence al mundo, sino el que cree que Jesús es el Hijo de Dios? | ¿Quién es el que vence al mundo sino el que cree que Jesús es el Hijo de Dios? |
Escucha, hijo mío, recibe mis razones y se te multiplicarán los años de tu vida. | Escucha, hijo mío, acoge mis palabras, y los años de tu vida aumentarán. |
Y éste es el testimonio: que Dios nos ha dado vida eterna y esta vida está en su Hijo. | Y el testimonio es este: que Dios nos ha dado vida eterna, y esa vida está en su Hijo. |
Estas cosas os he escrito a vosotros que creéis en el nombre del Hijo de Dios, para que sepáis que tenéis vida eterna y para que creáis en el nombre del Hijo de Dios. | Les escribo estas cosas a ustedes que creen en el nombre del Hijo de Dios, para que sepan que tienen vida eterna. |
Todo aquel que confiese que Jesús es el Hijo de Dios, Dios permanece en él y él en Dios. | Si alguien reconoce que Jesús es el Hijo de Dios, Dios permanece en él, y él en Dios. |
Guarda, hijo mío, el mandamiento de tu padre y no abandones la enseñanza de tu madre. | Hijo mío, obedece el mandamiento de tu padre y no abandones la enseñanza de tu madre. |
Y se oyó una voz de los cielos que decía: «Éste es mi Hijo amado, en quien tengo complacencia.» | Y una voz del cielo decía: «Este es mi Hijo amado; estoy muy complacido con él». |
Dará a luz un hijo, y le pondrás por nombre Jesús, porque él salvará a su pueblo de sus pecados. | Dará a luz un hijo, y le pondrás por nombre Jesús, porque él salvará a su pueblo de sus pecados. |
Todo lo que pidáis al Padre en mi nombre, lo haré, para que el Padre sea glorificado en el Hijo. | Cualquier cosa que ustedes pidan en mi nombre, yo la haré; así será glorificado el Padre en el Hijo. |
Pero sabemos que el Hijo de Dios ha venido y nos ha dado entendimiento para conocer al que es verdadero; y estamos en el verdadero, en su Hijo Jesucristo. Éste es el verdadero Dios y la vida eterna. | También sabemos que el Hijo de Dios ha venido y nos ha dado entendimiento para que conozcamos al Dios verdadero. Y estamos con el Verdadero, con su Hijo Jesucristo. Este es el Dios verdadero y la vida eterna. |
Dios no envió a su Hijo al mundo para condenar al mundo, sino para que el mundo sea salvo por él. | Dios no envió a su Hijo al mundo para condenar al mundo, sino para salvarlo por medio de él. |
Fiel es Dios, por el cual fuisteis llamados a la comunión con su Hijo Jesucristo, nuestro Señor. | Fiel es Dios, quien los ha llamado a tener comunión con su Hijo Jesucristo, nuestro Señor. |
Por tanto, también vosotros estad preparados, porque el Hijo del hombre vendrá a la hora que no pensáis. | Por eso también ustedes deben estar preparados, porque el Hijo del hombre vendrá cuando menos lo esperen. |
Digo: «¿Qué es el hombre para que tengas de él memoria, y el hijo del hombre para que lo visites?» | Me pregunto: «¿Qué es el hombre, para que en él pienses? ¿Qué es el ser humano, para que lo tomes en cuenta?» |
Reconoce asimismo en tu corazón, que, como castiga el hombre a su hijo, así Jehová, tu Dios, te castiga. | Reconoce en tu corazón que, así como un padre disciplina a su hijo, también el Señor tu Dios te disciplina a ti. |