- No hago nula la gracia de Dios, porque si la justicia viene por medio de la ley, entonces Cristo murió en vano.
- La paz os dejo, mi paz os doy; no os la doy como el mundo la da. No se turbe vuestro corazón, ni tenga miedo.
- Así que la fe viene del oír, y el oír, por la palabra de Cristo.
- Gozándoos en la esperanza, perseverando en el sufrimiento, dedicados a la oración.
- Pues todos los que han pecado sin la ley, sin la ley también perecerán; y todos los que han pecado bajo la ley, por la ley serán juzgados.
- Poned la mira en las cosas de arriba, no en las de la tierra.
- El temor del Señor es el principio de la sabiduría;
los necios desprecian la sabiduría y la instrucción. - Esforzándoos por preservar la unidad del Espíritu en el vínculo de la paz.
- Por senda de vida va el que guarda la instrucción,
mas el que abandona la reprensión se extravía. - Por tanto, aparta de tu corazón la congoja
y aleja el sufrimiento de tu cuerpo,
porque la mocedad y la primavera de la vida son vanidad. - Y la semilla cuyo fruto es la justicia se siembra en paz por aquellos que hacen la paz.
- El aguijón de la muerte es el pecado, y el poder del pecado es la ley.
- Él que ama la instrucción ama el conocimiento,
pero el que odia la reprensión es torpe. - Porque en Cristo Jesús ni la circuncisión ni la incircuncisión significan nada, sino la fe que obra por amor.
- Por la soberbia solo viene la contienda,
mas con los que reciben consejos está la sabiduría. - Pues aunque andamos en la carne, no luchamos según la carne.
- No te desvíes a la derecha ni a la izquierda;
aparta tu pie del mal. - Nadie enciende una lámpara y la cubre con una vasija, o la pone debajo de una cama, sino que la pone sobre un candelero para que los que entren vean la luz.
- Todo el que practica el pecado, practica también la infracción de la ley, pues el pecado es infracción de la ley.
- Jesús les habló otra vez, diciendo: Yo soy la luz del mundo; el que me sigue no andará en tinieblas, sino que tendrá la luz de la vida.
- Pero ahora, aparte de la ley, la justicia de Dios ha sido manifestada, atestiguada por la ley y los profetas; es decir, la justicia de Dios por medio de la fe en Jesucristo, para todos los que creen; porque no hay distinción.
- Pero Él dijo: Al contrario, dichosos los que oyen la palabra de Dios y la guardan.
- Tuya es, oh Señor, la grandeza y el poder y la gloria y la victoria y la majestad, en verdad, todo lo que hay en los cielos y en la tierra; tuyo es el dominio, oh Señor, y tú te exaltas como soberano sobre todo.
- Huye, pues, de las pasiones juveniles y sigue la justicia, la fe, el amor y la paz, con los que invocan al Señor con un corazón puro.
- Porque la mente puesta en la carne es muerte, pero la mente puesta en el Espíritu es vida y paz.
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