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Versículos de la Biblia sobre 'Piedad'

  • Ten piedad de mí, oh Dios,
    conforme a tu gran amor;
    conforme a tu misericordia,
    borra mis transgresiones.
    Lávame de toda mi maldad
    y límpiame de mi pecado.
  • Es cierto que con la verdadera religión se obtienen grandes ganancias, pero solo si uno está satisfecho con lo que tiene.
  • Por eso el Señor los espera, para tenerles piedad;
    por eso se levanta para mostrarles compasión.
    Porque el Señor es un Dios de justicia.
    ¡Dichosos todos los que en él esperan!
  • Precisamente por eso, esfuércense por añadir a su fe, virtud; a su virtud, conocimiento; al conocimiento, dominio propio; al dominio propio, constancia; a la constancia, devoción a Dios; a la devoción a Dios, afecto fraternal; y al afecto fraternal, amor.
  • Tú, en cambio, hombre de Dios, huye de todo eso y esmérate en seguir la justicia, la devoción, la fe, el amor, la constancia y la humildad.
  • Pues, aunque el ejercicio físico trae algún provecho, la devoción es útil para todo, ya que incluye una promesa no solo para la vida presente, sino también para la venidera.
  • Su divino poder, al darnos el conocimiento de aquel que nos llamó por su propia gloria y excelencia, nos ha concedido todas las cosas que necesitamos para vivir con devoción.
  • No hay duda de que es grande el misterio de nuestra fe:
    Él se manifestó como hombre;
    fue justificado por el Espíritu,
    visto por los ángeles,
    proclamado entre las naciones,
    creído en el mundo,
    recibido en la gloria.
  • En cuanto a las mujeres, quiero que ellas se vistan decorosamente, con modestia y recato, sin peinados ostentosos, ni oro, ni perlas, ni vestidos costosos. Que se adornen más bien con buenas obras, como corresponde a mujeres que profesan servir a Dios.
  • Yo fortaleceré a Judá
    y salvaré a las tribus de José.
    Yo los restauraré
    porque tengo compasión de ellos.
    Será como si nunca los hubiera rechazado,
    porque yo soy el Señor su Dios,
    y les responderé.
  • Así dice el Señor de los Ejércitos:
    “Juzguen con verdadera justicia;
    muestren amor y compasión
    los unos por los otros.
    No opriman a las viudas ni a los huérfanos,
    ni a los extranjeros, ni a los pobres.
    No maquinen el mal en su corazón
    los unos contra los otros”.
  • En cambio, el recaudador de impuestos, que se había quedado a cierta distancia, ni siquiera se atrevía a alzar la vista al cielo, sino que se golpeaba el pecho y decía: “¡Oh Dios, ten compasión de mí, que soy pecador!”.
  • Acuérdate, Señor, de tu misericordia y gran amor,
    que siempre me has mostrado.
    Olvida los pecados y las transgresiones
    que cometí en mi juventud.
    Acuérdate de mí según tu gran amor,
    porque tú, Señor, eres bueno.
  • Si ahora ustedes me son del todo obedientes y cumplen mi pacto, serán mi propiedad exclusiva entre todas las naciones. Aunque toda la tierra me pertenece.
  • El día que yo actúe ellos serán mi propiedad exclusiva —dice el Señor de los Ejércitos—. Tendré compasión de ellos, como se compadece un hombre del hijo que le sirve.
  • En verdad, Dios ha manifestado a toda la humanidad su gracia, la cual trae salvación y nos enseña a rechazar la impiedad y las pasiones mundanas. Así podremos vivir en este mundo con dominio propio, justicia y devoción.