Versículos de la Biblia sobre 'Salmos 18-1'
- Yo te amo, Señor, fortaleza mía.
El Señor es mi roca, mi baluarte y mi libertador;
mi Dios, mi roca en quien me refugio;
mi escudo y el cuerno de mi salvación, mi altura inexpugnable. - En mi angustia invoqué al Señor,
y clamé a mi Dios;
desde su templo oyó mi voz,
y mi clamor delante de Él llegó a sus oídos. - Con el benigno te muestras benigno,
con el íntegro te muestras íntegro. - Tú enciendes mi lámpara, oh Señor;
mi Dios que alumbra mis tinieblas. - En cuanto a Dios, su camino es perfecto;
acrisolada es la palabra del Señor;
Él es escudo a todos los que a Él se acogen. - Pues, ¿quién es Dios, fuera del Señor?
¿Y quién es roca, sino solo nuestro Dios? - Tú me has dado también el escudo de tu salvación;
tu diestra me sostiene,
y tu benevolencia me engrandece.
Ensanchas mis pasos debajo de mí,
y mis pies no han resbalado. - Los cielos proclaman la gloria de Dios,
y la expansión anuncia la obra de sus manos.
Un día transmite el mensaje al otro día,
y una noche a la otra noche revela sabiduría. - La ley del Señor es perfecta, que restaura el alma;
el testimonio del Señor es seguro, que hace sabio al sencillo. - Los preceptos del Señor son rectos, que alegran el corazón;
el mandamiento del Señor es puro, que alumbra los ojos. - Sean gratas las palabras de mi boca y la meditación de mi corazón delante de ti,
oh Señor, roca mía y redentor mío. - Que te conceda el deseo de tu corazón,
y cumpla todos tus anhelos. - Algunos confían en carros, y otros en caballos;
mas nosotros en el nombre del Señor nuestro Dios confiaremos. - El Señor es mi pastor,
nada me faltará.
En lugares de verdes pastos me hace descansar;
junto a aguas de reposo me conduce. - Aunque pase por el valle de sombra de muerte,
no temeré mal alguno, porque tú estás conmigo;
tu vara y tu cayado me infunden aliento. - Ciertamente el bien y la misericordia me seguirán todos los días de mi vida,
y en la casa del Señor moraré por largos días. - Del Señor es la tierra y todo lo que hay en ella;
el mundo y los que en él habitan. - ¿Quién es este Rey de la gloria?
El Señor de los ejércitos,
Él es el Rey de la gloria. (Selah) - Señor, muéstrame tus caminos,
y enséñame tus sendas. - Guíame en tu verdad y enséñame,
porque tú eres el Dios de mi salvación;
en ti espero todo el día. - Acuérdate, oh Señor, de tu compasión y de tus misericordias,
que son eternas.
No te acuerdes de los pecados de mi juventud ni de mis transgresiones;
acuérdate de mí conforme a tu misericordia,
por tu bondad, oh Señor. - Bueno y recto es el Señor;
por tanto, Él muestra a los pecadores el camino.
Dirige a los humildes en la justicia,
y enseña a los humildes su camino. - El Señor es mi luz y mi salvación;
¿a quién temeré?
El Señor es la fortaleza de mi vida;
¿de quién tendré temor? - Aunque un ejército acampe contra mí,
no temerá mi corazón;
aunque en mi contra se levante guerra,
a pesar de ello, estaré confiado. - Una cosa he pedido al Señor, y esa buscaré:
que habite yo en la casa del Señor todos los días de mi vida,
para contemplar la hermosura del Señor,
y para meditar en su templo. - Hubiera yo desmayado, si no hubiera creído que había de ver la bondad del Señor
en la tierra de los vivientes. - Espera al Señor;
esfuérzate y aliéntese tu corazón.
Sí, espera al Señor. - El Señor es mi fuerza y mi escudo;
en Él confía mi corazón, y soy socorrido;
por tanto, mi corazón se regocija,
y le daré gracias con mi cántico. - El Señor dará fuerza a su pueblo;
el Señor bendecirá a su pueblo con paz. - Porque su ira es solo por un momento,
pero su favor es por toda una vida;
el llanto puede durar toda la noche,
pero a la mañana vendrá el grito de alegría. - En ti, oh Señor, me refugio;
jamás sea yo avergonzado;
líbrame en tu justicia. - Porque tú eres mi roca y mi fortaleza,
y por amor de tu nombre me conducirás y me guiarás. - En tu mano están mis años;
líbrame de la mano de mis enemigos, y de los que me persiguen. - Haz resplandecer tu rostro sobre tu siervo;
sálvame en tu misericordia. - ¡Cuán grande es tu bondad,
que has guardado para los que te temen,
que has obrado para los que en ti se refugian,
delante de los hijos de los hombres! - Esforzaos, y aliéntese vuestro corazón,
todos vosotros que esperáis en el Señor. - ¡Cuán bienaventurado es aquel cuya transgresión es perdonada,
cuyo pecado es cubierto! - Mientras callé mi pecado, mi cuerpo se consumió
con mi gemir durante todo el día. - Te manifesté mi pecado,
y no encubrí mi iniquidad.
Dije: Confesaré mis transgresiones al Señor;
y tú perdonaste la culpa de mi pecado. (Selah) - Tú eres mi escondedero; de la angustia me preservarás;
con cánticos de liberación me rodearás. (Selah) - Yo te haré saber y te enseñaré el camino en que debes andar;
te aconsejaré con mis ojos puestos en ti. - Porque la palabra del Señor es recta;
y toda su obra es hecha con fidelidad. - Él ama la justicia y el derecho;
llena está la tierra de la misericordia del Señor. - Por la palabra del Señor fueron hechos los cielos,
y todo su ejército por el aliento de su boca. - Bienaventurada la nación cuyo Dios es el Señor,
el pueblo que Él ha escogido como herencia para sí. - He aquí, los ojos del Señor están sobre los que le temen,
sobre los que esperan en su misericordia. - Sea sobre nosotros tu misericordia, oh Señor,
según hemos esperado en ti. - Bendeciré al Señor en todo tiempo;
continuamente estará su alabanza en mi boca. - Busqué al Señor, y Él me respondió,
y me libró de todos mis temores. - Este pobre clamó, y el Señor le oyó,
y lo salvó de todas sus angustias.
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