- Jesús le dijo: Yo soy la resurrección y la vida; el que cree en mí, aunque muera, vivirá, y todo el que vive y cree en mí, no morirá jamás. ¿Crees esto?
- Compasivo y clemente es el Señor,
lento para la ira y grande en misericordia. - Yo soy la vid verdadera, y mi Padre es el viñador. Todo sarmiento que en mí no da fruto, lo quita; y todo el que da fruto, lo poda para que dé más fruto.
- Pondré dentro de vosotros mi espíritu y haré que andéis en mis estatutos, y que cumpláis cuidadosamente mis ordenanzas.
- Pero el Consolador, el Espíritu Santo, a quien el Padre enviará en mi nombre, Él os enseñará todas las cosas, y os recordará todo lo que os he dicho.
- No comí manjar delicado ni entró en mi boca carne ni vino, ni usé ungüento alguno, hasta que se cumplieron las tres semanas.
- He aquí, Dios es el que me ayuda;
el Señor es el que sostiene mi alma. - Escudríñame, oh Dios, y conoce mi corazón;
pruébame y conoce mis inquietudes.
Y ve si hay en mí camino malo,
y guíame en el camino eterno. - Enséñame, oh Señor, tu camino;
andaré en tu verdad;
unifica mi corazón para que tema tu nombre. - Mas tú, oh Señor, eres escudo en derredor mío,
mi gloria, y el que levanta mi cabeza. - Y les dijo: El que reciba a este niño en mi nombre, a mí me recibe; y el que me recibe a mí, recibe a aquel que me envió; porque el que es más pequeño entre todos vosotros, ese es grande.
- Tú eres mi escondedero y mi escudo;
en tu palabra espero. - Al Señor cantaré mientras yo viva;
cantaré alabanzas a mi Dios mientras yo exista. - En gran manera me gozaré en el Señor,
mi alma se regocijará en mi Dios;
porque Él me ha vestido de ropas de salvación,
me ha envuelto en manto de justicia
como el novio se engalana con una corona,
como la novia se adorna con sus joyas. - Si digo: Mi pie ha resbalado,
tu misericordia, oh Señor, me sostendrá. - Con Cristo he sido crucificado, y ya no soy yo el que vive, sino que Cristo vive en mí; y la vida que ahora vivo en la carne, la vivo por fe en el Hijo de Dios, el cual me amó y se entregó a sí mismo por mí.
- Sin embargo, por esto hallé misericordia, para que en mí, como el primero, Jesucristo demostrara toda su paciencia como un ejemplo para los que habrían de creer en Él para vida eterna.
- Vosotros no me escogisteis a mí, sino que yo os escogí a vosotros, y os designé para que vayáis y deis fruto, y que vuestro fruto permanezca; para que todo lo que pidáis al Padre en mi nombre os lo conceda.
- Aunque un ejército acampe contra mí,
no temerá mi corazón;
aunque en mi contra se levante guerra,
a pesar de ello, estaré confiado. - Y Él me ha dicho: Te basta mi gracia, pues mi poder se perfecciona en la debilidad. Por tanto, muy gustosamente me gloriaré más bien en mis debilidades, para que el poder de Cristo more en mí.
- Tú, oh Señor, no retengas tu compasión de mí;
tu misericordia y tu fidelidad me guarden continuamente. - Mientras callé mi pecado, mi cuerpo se consumió
con mi gemir durante todo el día. - Tú enciendes mi lámpara, oh Señor;
mi Dios que alumbra mis tinieblas. - Yo soy el Señor vuestro Dios; andad en mis estatutos, guardad mis decretos y ponedlos por obra. Y santificad mis días de reposo; y que sean una señal entre yo y vosotros, para que sepáis que yo soy el Señor vuestro Dios.
- Traed todo el diezmo al alfolí, para que haya alimento en mi casa; y ponedme ahora a prueba en esto —dice el Señor de los ejércitos— si no os abriré las ventanas del cielo, y derramaré para vosotros bendición hasta que sobreabunde.
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Espera al Señor;esfuérzate y aliéntese tu corazón.
Sí, espera al Señor.