Ciertamente, siguiendo la senda de tus juicios, oh Señor, te hemos esperado; tu nombre y tu memoria son el anhelo del alma. | Sí, en ti esperamos, Señor, y en la senda de tus juicios; tu nombre y tu memoria son el deseo de nuestra vida. |
Por tanto, debes comprender en tu corazón que el Señor tu Dios te estaba disciplinando así como un hombre disciplina a su hijo. | Reconoce en tu corazón que, así como un padre disciplina a su hijo, también el Señor tu Dios te disciplina a ti. |
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Mas serviréis al Señor vuestro Dios, y Él bendecirá tu pan y tu agua; y yo quitaré las enfermedades de en medio de ti. | Adora al Señor tu Dios, y él bendecirá tu pan y tu agua. Yo apartaré de ustedes toda enfermedad. |
¿Y por qué miras la mota que está en el ojo de tu hermano, y no te das cuenta de la viga que está en tu propio ojo? | ¿Por qué te fijas en la astilla que tiene tu hermano en el ojo, y no le das importancia a la viga que está en el tuyo? |
Ayúdanos oh Dios de nuestra salvación, por la gloria de tu nombre; líbranos y perdona nuestros pecados por amor de tu nombre. | Oh Dios y Salvador nuestro, por la gloria de tu nombre, ayúdanos; por tu nombre, líbranos y perdona nuestros pecados. |
Que te conceda el deseo de tu corazón, y cumpla todos tus anhelos. | Que te conceda lo que tu corazón desea; que haga que se cumplan todos tus planes. |
Mas yo en tu misericordia he confiado; mi corazón se regocijará en tu salvación. Cantaré al Señor, porque me ha colmado de bienes. | Pero yo confío en tu gran amor; mi corazón se alegra en tu salvación. Canto salmos al Señor. ¡El Señor ha sido bueno conmigo! |
Que si confiesas con tu boca a Jesús por Señor, y crees en tu corazón que Dios le resucitó de entre los muertos, serás salvo. | Que, si confiesas con tu boca que Jesús es el Señor y crees en tu corazón que Dios lo levantó de entre los muertos, serás salvo. |
Oh Señor, tú me has escudriñado y conocido. Tú conoces mi sentarme y mi levantarme; desde lejos comprendes mis pensamientos. | Señor, tú me examinas, tú me conoces. Sabes cuándo me siento y cuándo me levanto; aun a la distancia me lees el pensamiento. |
Tú enciendes mi lámpara, oh Señor; mi Dios que alumbra mis tinieblas. | Tú, Señor, mantienes mi lámpara encendida; tú, Dios mío, iluminas mis tinieblas. |
Lámpara es a mis pies tu palabra, y luz para mi camino. | Tu palabra es una lámpara a mis pies; es una luz en mi sendero. |
Mas tú, oh Señor, eres escudo en derredor mío, mi gloria, y el que levanta mi cabeza. | Pero tú, Señor, me rodeas cual escudo; tú eres mi gloria; ¡tú mantienes en alto mi cabeza! |
Por tanto, aparta de tu corazón la congoja y aleja el sufrimiento de tu cuerpo, porque la mocedad y la primavera de la vida son vanidad. | Aleja de tu corazón el enojo, y echa fuera de tu ser la maldad, porque confiar en la juventud y en la flor de la vida es un absurdo. |
Exaltado seas sobre los cielos, oh Dios; sobre toda la tierra sea tu gloria. | Pero tú, oh Dios, estás sobre los cielos, ¡tu gloria cubre toda la tierra! |
Espera al Señor; esfuérzate y aliéntese tu corazón. Sí, espera al Señor. | Pon tu esperanza en el Señor; ten valor, cobra ánimo; ¡pon tu esperanza en el Señor! |
Exaltado seas sobre los cielos, oh Dios, sobre toda la tierra sea tu gloria. | Tú, oh Dios, estás sobre los cielos, y tu gloria cubre toda la tierra. |
No permitirá que tu pie resbale; no se adormecerá el que te guarda. | No permitirá que tu pie resbale; jamás duerme el que te cuida. |
¿Cómo puede el joven guardar puro su camino? Guardando tu palabra. | ¿Cómo puede el joven llevar una vida íntegra? Viviendo conforme a tu palabra. |
Porque tu misericordia es mejor que la vida, mis labios te alabarán. Así te bendeciré mientras viva, en tu nombre alzaré mis manos. | Tu amor es mejor que la vida; por eso mis labios te alabarán. Te bendeciré mientras viva, y alzando mis manos te invocaré. |
La suma de tu palabra es verdad, y cada una de tus justas ordenanzas es eterna. | La suma de tus palabras es la verdad; tus rectos juicios permanecen para siempre. |
Oh Señor, tú eres mi Dios; te ensalzaré, daré alabanzas a tu nombre, porque has hecho maravillas, designios concebidos desde tiempos antiguos con toda fidelidad. | Señor, tú eres mi Dios; te exaltaré y alabaré tu nombre porque has hecho maravillas. Desde tiempos antiguos tus planes son fieles y seguros. |
Y el segundo es semejante a este: Amarás a tu prójimo como a ti mismo. | El segundo se parece a este: “Ama a tu prójimo como a ti mismo”. |
Sabe que así es la sabiduría para tu alma; si la hallas, entonces habrá un futuro, y tu esperanza no será cortada. | Así de dulce sea la sabiduría a tu alma; si das con ella, tendrás buen futuro; tendrás una esperanza que no será destruida. |
Solo hay un dador de la ley y juez, que es poderoso para salvar y para destruir; pero tú, ¿quién eres que juzgas a tu prójimo? | No hay más que un solo legislador y juez, aquel que puede salvar y destruir. Tú, en cambio, ¿quién eres para juzgar a tu prójimo? |
Mucha paz tienen los que aman tu ley, y nada los hace tropezar. | Los que aman tu ley disfrutan de gran bienestar, y nada los hace tropezar. |