- Pues el fin de la Ley es Cristo, para justicia a todo aquel que cree.
- ¿Quién es el que vence al mundo, sino el que cree que Jesús es el Hijo de Dios?
- El alma generosa será prosperada:
el que sacie a otros será también saciado. - El temor del hombre le pone trampas;
el que confía en Jehová está a salvo. - Dios es el que me ayuda;
el Señor está con los que sostienen mi vida. - El que encubre la falta busca la amistad;
el que la divulga, aparta al amigo. - El que sigue la justicia y la misericordia
hallará la vida, la justicia y el honor. - El que tiene al Hijo tiene la vida; el que no tiene al Hijo de Dios no tiene la vida.
- Y nosotros tenemos este mandamiento de él: «El que ama a Dios, ame también a su hermano.»
- En las muchas palabras no falta pecado;
el que refrena sus labios es prudente. - Mejor es el que tarda en airarse que el fuerte,
el que domina su espíritu que el conquistador de una ciudad. - El de labios mentirosos encubre el odio;
el que propaga la calumnia es un necio. - El malvado obra con falsedad;
el que siembra justicia obtendrá firme galardón. - El que posee entendimiento ama su alma;
el que cuida la inteligencia hallará el bien. - Pero el que sin conocerla hizo cosas dignas de azotes, será azotado poco, porque a todo aquel a quien se haya dado mucho, mucho se le demandará, y al que mucho se le haya confiado, más se le pedirá.
- Mucho se alegrará el padre del justo,
y el que engendra a un sabio se gozará con él. - Así os digo que hay gozo delante de los ángeles de Dios por un pecador que se arrepiente.
- El entendido en la palabra hallará el bien;
el que confía en Jehová es bienaventurado. - ¿Andará el hombre sobre brasas
sin que se quemen sus pies? - Porque el que me halle, hallará la vida
y alcanzará el favor de Jehová. - El que ama la instrucción ama la sabiduría;
el que aborrece la reprensión es un ignorante. - El que guarda su boca guarda su vida,
pero el que mucho abre sus labios acaba en desastre. - Toda casa es hecha por alguien; pero el que hizo todas las cosas es Dios.
- Y el mundo pasa, y sus deseos, pero el que hace la voluntad de Dios permanece para siempre.
- El que da testimonio de estas cosas dice: «Ciertamente vengo en breve.» ¡Amén! ¡Ven, Señor Jesús!
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