- Y ahora permanecen la fe, la esperanza y el amor, estos tres; pero el mayor de ellos es el amor.
- Por tanto, mis amados hermanos, estad firmes, constantes, abundando siempre en la obra del Señor, sabiendo que vuestro trabajo en el Señor no es en vano.
- ¿No te lo he ordenado yo? ¡Sé fuerte y valiente! No temas ni te acobardes, porque el Señor tu Dios estará contigo dondequiera que vayas.
- Ahora bien, la fe es la certeza de lo que se espera, la convicción de lo que no se ve.
- Y sobre todas estas cosas, vestíos de amor, que es el vínculo de la unidad.
- Que te conceda el deseo de tu corazón,
y cumpla todos tus anhelos. - Y esta es la confianza que tenemos delante de Él, que si pedimos cualquier cosa conforme a su voluntad, Él nos oye.
- Cuando pases por las aguas, yo estaré contigo,
y si por los ríos, no te anegarán;
cuando pases por el fuego, no te quemarás,
ni la llama te abrasará. - Ahora bien, el Señor es el Espíritu; y donde está el Espíritu del Señor, hay libertad.
- Jesús le dijo: «¿Cómo si tú puedes?». Todas las cosas son posibles para el que cree.
- Oh Señor, tú eres mi Dios;
te ensalzaré, daré alabanzas a tu nombre,
porque has hecho maravillas,
designios concebidos desde tiempos antiguos con toda fidelidad. - Que cada uno dé como propuso en su corazón, no de mala gana ni por obligación, porque Dios ama al dador alegre.
- Y nosotros hemos llegado a conocer y hemos creído el amor que Dios tiene para nosotros. Dios es amor, y el que permanece en amor permanece en Dios y Dios permanece en él.
- Perseverad en la oración, velando en ella con acción de gracias.
- Gozándoos en la esperanza, perseverando en el sufrimiento, dedicados a la oración.
- El día en que temo,
yo en ti confío. - Estas cosas os he hablado para que en mí tengáis paz. En el mundo tenéis tribulación; pero confiad, yo he vencido al mundo.
- Me invocaréis, y vendréis a rogarme, y yo os escucharé.
- Por tanto, tened cuidado cómo andáis; no como insensatos, sino como sabios, aprovechando bien el tiempo, porque los días son malos.
- Como a medianoche, Pablo y Silas oraban y cantaban himnos a Dios, y los presos los escuchaban.
- Sed más bien amables unos con otros, misericordiosos, perdonándoos unos a otros, así como también Dios os perdonó en Cristo.
- Estad alerta, permaneced firmes en la fe, portaos varonilmente, sed fuertes.
- Mas el fruto del Espíritu es amor, gozo, paz, paciencia, benignidad, bondad, fidelidad, mansedumbre, dominio propio; contra tales cosas no hay ley.
- ¿O no sabéis que los injustos no heredarán el reino de Dios? No os dejéis engañar: ni los inmorales, ni los idólatras, ni los adúlteros, ni los afeminados, ni los homosexuales, ni los ladrones, ni los avaros, ni los borrachos, ni los difamadores, ni los estafadores heredarán el reino de Dios.
- Por tanto, alentaos los unos a los otros, y edificaos el uno al otro, tal como lo estáis haciendo.
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