- Por sobre todas las cosas cuida tu corazón,
porque de él mana la vida. - El que va tras la justicia y el amor
halla vida, prosperidad y honra. - Tu amor es mejor que la vida;
por eso mis labios te alabarán.
Te bendeciré mientras viva,
y alzando mis manos te invocaré. - Yo soy el camino, la verdad y la vida —le contestó Jesús—. Nadie llega al Padre sino por mí.
- Recompensa de la humildad y del temor del Señor
son las riquezas, la honra y la vida. - En la lengua hay poder de vida y muerte;
quienes la aman comerán de su fruto. - Por eso les digo: No se preocupen por su vida, qué comerán o beberán; ni por su cuerpo, cómo se vestirán. ¿No tiene la vida más valor que la comida, y el cuerpo más que la ropa?
- La esperanza frustrada aflige al corazón;
el deseo cumplido es un árbol de vida. - El que atiende a la corrección va camino a la vida;
el que la rechaza se pierde. - Con su riqueza el rico pone a salvo su vida,
pero al pobre no hay ni quien lo amenace. - La mentalidad pecaminosa es muerte, mientras que la mentalidad que proviene del Espíritu es vida y paz.
- Él dará vida eterna a los que, perseverando en las buenas obras, buscan gloria, honor e inmortalidad.
- La lengua que brinda alivio es árbol de vida;
la lengua insidiosa deprime el espíritu. - Cantaré al Señor toda mi vida;
cantaré salmos a mi Dios mientras tenga aliento. - En esto conocemos lo que es el amor: en que Jesucristo entregó su vida por nosotros. Así también nosotros debemos entregar la vida por nuestros hermanos.
- Todo lo que se mueve y tiene vida, al igual que las verduras, les servirá de alimento. Yo les doy todo esto. Pero no deberán comer carne con sangre; la sangre es vida.
- Y esta es la vida eterna: que te conozcan a ti, el único Dios verdadero, y a Jesucristo, a quien tú has enviado.
- Porque la paga del pecado es muerte, mientras que la dádiva de Dios es vida eterna en Cristo Jesús, nuestro Señor.
- El Señor es mi luz y mi salvación;
¿a quién temeré?
El Señor es el baluarte de mi vida;
¿quién podrá amedrentarme? - Esta es la oración al Dios de mi vida:
que de día el Señor mande su amor,
y de noche su canto me acompañe. - Me has dado a conocer la senda de la vida;
me llenarás de alegría en tu presencia,
y de dicha eterna a tu derecha. - Así como el Hijo del hombre no vino para que le sirvan, sino para servir y para dar su vida en rescate por muchos.
- Porque ni aun el Hijo del hombre vino para que le sirvan, sino para servir y para dar su vida en rescate por muchos.
- La bondad y el amor me seguirán
todos los días de mi vida;
y en la casa del Señor
habitaré para siempre. - El que refrena su lengua protege su vida,
pero el ligero de labios provoca su ruina.