Pero Dios es mi socorro; el Señor es quien me sostiene. | He aquí, Dios es el que me ayuda; El Señor está con los que sostienen mi vida. |
Y él nos ha dado este mandamiento: el que ama a Dios, ame también a su hermano. | Y nosotros tenemos este mandamiento de él: El que ama a Dios, ame también a su hermano. |
|
Permanezca en ustedes lo que han oído desde el principio, y así ustedes permanecerán también en el Hijo y en el Padre. | Lo que habéis oído desde el principio, permanezca en vosotros. Si lo que habéis oído desde el principio permanece en vosotros, también vosotros permaneceréis en el Hijo y en el Padre. |
El Señor ama la justicia y el derecho; llena está la tierra de su amor. | El ama justicia y juicio; De la misericordia de Jehová está llena la tierra. |
El perverso provoca contiendas, y el chismoso divide a los buenos amigos. | El hombre perverso levanta contienda, Y el chismoso aparta a los mejores amigos. |
De él dan testimonio todos los profetas, que todo el que cree en él recibe, por medio de su nombre, el perdón de los pecados. | De éste dan testimonio todos los profetas, que todos los que en él creyeren, recibirán perdón de pecados por su nombre. |
Por tanto, digo: «El Señor es todo lo que tengo. ¡En él esperaré!» | Mi porción es Jehová, dijo mi alma; por tanto, en él esperaré. |
No amen al mundo ni nada de lo que hay en él. Si alguien ama al mundo, no tiene el amor del Padre. | No améis al mundo, ni las cosas que están en el mundo. Si alguno ama al mundo, el amor del Padre no está en él. |
Gran remedio es el corazón alegre, pero el ánimo decaído seca los huesos. | El corazón alegre constituye buen remedio; Mas el espíritu triste seca los huesos. |
El que tiene dos camisas debe compartir con el que no tiene ninguna —les contestó Juan—, y el que tiene comida debe hacer lo mismo. | Y respondiendo, les dijo: El que tiene dos túnicas, dé al que no tiene; y el que tiene qué comer, haga lo mismo. |
El Señor ama a los que odian el mal; él protege la vida de sus fieles, y los libra de manos de los impíos. | Los que amáis a Jehová, aborreced el mal; El guarda las almas de sus santos; De mano de los impíos los libra. |
Deléitate en el Señor, y él te concederá los deseos de tu corazón. | Deléitate asimismo en Jehová, Y él te concederá las peticiones de tu corazón. |
Porque «todo el que invoque el nombre del Señor será salvo». | Porque todo aquel que invocare el nombre del Señor, será salvo. |
Ahora, pues, permanecen estas tres virtudes: la fe, la esperanza y el amor. Pero la más excelente de ellas es el amor. | Y ahora permanecen la fe, la esperanza y el amor, estos tres; pero el mayor de ellos es el amor. |
El Señor te protegerá; de todo mal protegerá tu vida. El Señor te cuidará en el hogar y en el camino, desde ahora y para siempre. | Jehová te guardará de todo mal; El guardará tu alma. Jehová guardará tu salida y tu entrada Desde ahora y para siempre. |
Ustedes, queridos hijos, son de Dios y han vencido a esos falsos profetas, porque el que está en ustedes es más poderoso que el que está en el mundo. | Hijitos, vosotros sois de Dios, y los habéis vencido; porque mayor es el que está en vosotros, que el que está en el mundo. |
Que abandone el malvado su camino, y el perverso sus pensamientos. Que se vuelva al Señor, a nuestro Dios, que es generoso para perdonar, y de él recibirá misericordia. | Deje el impío su camino, y el hombre inicuo sus pensamientos, y vuélvase a Jehová, el cual tendrá de él misericordia, y al Dios nuestro, el cual será amplio en perdonar. |
El que tiene al Hijo, tiene la vida; el que no tiene al Hijo de Dios, no tiene la vida. | El que tiene al Hijo, tiene la vida; el que no tiene al Hijo de Dios no tiene la vida. |
A Dios nadie lo ha visto nunca; el Hijo unigénito, que es Dios y que vive en unión íntima con el Padre, nos lo ha dado a conocer. | A Dios nadie le vio jamás; el unigénito Hijo, que está en el seno del Padre, él le ha dado a conocer. |
El de sabio corazón acata las órdenes, pero el necio y rezongón va camino al desastre. | El sabio de corazón recibirá los mandamientos; Mas el necio de labios caerá. |
Dichoso el que halla sabiduría, el que adquiere inteligencia. | Bienaventurado el hombre que halla la sabiduría, Y que obtiene la inteligencia. |
Más vale ser paciente que valiente; más vale el dominio propio que conquistar ciudades. | Mejor es el que tarda en airarse que el fuerte; Y el que se enseñorea de su espíritu, que el que toma una ciudad. |
Quien teme al Señor aborrece lo malo; yo aborrezco el orgullo y la arrogancia, la mala conducta y el lenguaje perverso. | El temor de Jehová es aborrecer el mal; La soberbia y la arrogancia, el mal camino, Y la boca perversa, aborrezco. |
A él le toca crecer, y a mí menguar. | Es necesario que él crezca, pero que yo mengüe. |
Por medio de él todas las cosas fueron creadas; sin él, nada de lo creado llegó a existir. | Todas las cosas por él fueron hechas, y sin él nada de lo que ha sido hecho, fue hecho. |