- Un sábado, al cruzar Jesús los sembrados, sus discípulos comenzaron a arrancar a su paso unas espigas de trigo. —Mira —le preguntaron los fariseos—, ¿por qué hacen ellos lo que está prohibido hacer en sábado? Él les contestó: —¿Nunca han leído lo que hizo David en aquella ocasión, cuando él y sus compañeros tuvieron hambre y pasaron necesidad? Entró en la casa de Dios cuando Abiatar era el sumo sacerdote, y comió los panes consagrados a Dios, que solo a los sacerdotes les es permitido comer. Y dio también a sus compañeros. El sábado se hizo para el hombre, y no el hombre para el sábado —añadió—. Así que el Hijo del hombre es Señor incluso del sábado.
- Bueno y justo es el Señor;
por eso les muestra a los pecadores el camino.
Él dirige en la justicia a los humildes,
y les enseña su camino. - Ustedes saben que no he vacilado en predicarles todo lo que les fuera de provecho, sino que les he enseñado públicamente y en las casas.
- En cuanto a ustedes, la unción que de él recibieron permanece en ustedes, y no necesitan que nadie les enseñe. Esa unción es auténtica —no es falsa— y les enseña todas las cosas. Permanezcan en él, tal y como él les enseñó.
- Pero les digo la verdad: Les conviene que me vaya porque, si no lo hago, el Consolador no vendrá a ustedes; en cambio, si me voy, se lo enviaré a ustedes.
- Después tomó la copa, dio gracias, y se la ofreció diciéndoles: —Beban de ella todos ustedes. Esto es mi sangre del pacto, que es derramada por muchos para el perdón de pecados.
- Pero yo les digo: Amen a sus enemigos y oren por quienes los persiguen.
- El Señor les dio a conocer su pacto, los diez mandamientos, los cuales escribió en dos tablas de piedra y les ordenó que los pusieran en práctica.
- Les ruego, hermanos, que se cuiden de los que causan divisiones y dificultades, y van en contra de lo que a ustedes se les ha enseñado. Apártense de ellos.
- Y, por haberse mostrado temerosas de Dios, les concedió tener muchos hijos.
- Que Dios nuestro Padre y el Señor Jesucristo les concedan gracia y paz.
- Y a ustedes, ¿quién les va a hacer daño si se esfuerzan por hacer el bien?
- Yo les perdonaré sus iniquidades,
y nunca más me acordaré de sus pecados. - Hoy les ha nacido en la Ciudad de David un Salvador, que es Cristo el Señor.
- Les he dicho esto para que tengan mi alegría y así su alegría sea completa.
- Dichosos los pobres en espíritu,
porque el reino de los cielos les pertenece. - Al oír esto, fueron bautizados en el nombre del Señor Jesús. Cuando Pablo les impuso las manos, el Espíritu Santo vino sobre ellos, y empezaron a hablar en lenguas y a profetizar.
- Todo lo que se mueve y tiene vida, al igual que las verduras, les servirá de alimento. Yo les doy todo esto. Pero no deberán comer carne con sangre; la sangre es vida.
- Vengan a mí todos ustedes que están cansados y agobiados, y yo les daré descanso.
- Y yo le pediré al Padre, y él les dará otro Consolador para que los acompañe siempre.
- ¡Les digo que no! De la misma manera, todos ustedes perecerán, a menos que se arrepientan.
- Yo fortaleceré a la tribu de Judá
y salvaré a los descendientes de José.
Me he compadecido de ellos
y los haré volver.
Será como si nunca los hubiera rechazado,
porque yo soy el Señor su Dios,
y les responderé. - Les digo que así mismo se alegra Dios con sus ángeles por un pecador que se arrepiente.
- Los leoncillos se debilitan y tienen hambre,
pero a los que buscan al Señor nada les falta. - Pero, si no perdonan a otros sus ofensas, tampoco su Padre les perdonará a ustedes las suyas.