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No uses el mal para hacer el bien (3/4)

  • El amor es paciente, es bondadoso; el amor no tiene envidia; el amor no es jactancioso, no es arrogante; no se porta indecorosamente; no busca lo suyo, no se irrita, no toma en cuenta el mal recibido.
  • Nadie busque su propio bien, sino el de su prójimo.
  • Y el Dios de paz, que resucitó de entre los muertos a Jesús nuestro Señor, el gran Pastor de las ovejas mediante la sangre del pacto eterno, os haga aptos en toda obra buena para hacer su voluntad, obrando Él en nosotros lo que es agradable delante de Él mediante Jesucristo, a quien sea la gloria por los siglos de los siglos. Amén.
  • Sois de vuestro padre el diablo y queréis hacer los deseos de vuestro padre. Él fue un homicida desde el principio, y no se ha mantenido en la verdad porque no hay verdad en él. Cuando habla mentira, habla de su propia naturaleza, porque es mentiroso y el padre de la mentira.
  • Me deleito en hacer tu voluntad, Dios mío;
    tu ley está dentro de mi corazón.
  • Aunque pase por el valle de sombra de muerte,
    no temeré mal alguno, porque tú estás conmigo;
    tu vara y tu cayado me infunden aliento.
  • Guarda tu lengua del mal,
    y tus labios de hablar engaño.
  • Quien se dio a sí mismo por nosotros, para redimirnos de toda iniquidad y purificar para si un pueblo para posesión suya, celoso de buenas obras.
  • El que anda en integridad y obra justicia,
    que habla verdad en su corazón.
    El que no calumnia con su lengua,
    no hace mal a su prójimo,
    ni toma reproche contra su amigo.
  • Así ha dicho el Señor de los ejércitos: Juicio verdadero juzgad, y misericordia y compasión practicad cada uno con su hermano. «No oprimáis a la viuda, al huérfano, al extranjero ni al pobre, ni traméis el mal en vuestros corazones unos contra otros».
  • De manera que decimos confiadamente:
    El Señor es el que me ayuda; no temeré.
    ¿Qué podrá hacerme el hombre?
  • Pero tú, cuando ayunes, unge tu cabeza y lava tu rostro, para no hacer ver a los hombres que ayunas, sino a tu Padre que está en secreto; y tu Padre, que ve en lo secreto, te recompensará.
  • Enséñame a hacer tu voluntad,
    porque tú eres mi Dios;
    tu buen Espíritu me guíe a tierra firme.
  • Y sobre todo, hermanos míos, no juréis, ni por el cielo, ni por la tierra, ni con ningún otro juramento; antes bien, sea vuestro sí, sí, y vuestro no, no, para que no caigáis bajo juicio.
  • Así que, hermanos, sed tanto más diligentes para hacer firme vuestro llamado y elección de parte de Dios; porque mientras hagáis estas cosas nunca tropezaréis; pues de esta manera os será concedida ampliamente la entrada al reino eterno de nuestro Señor y Salvador Jesucristo.
  • Y te humilló, y te dejó tener hambre, y te alimentó con el maná que no conocías, ni tus padres habían conocido, para hacerte entender que el hombre no solo vive de pan, sino que vive de todo lo que procede de la boca del Señor.
  • «Porque yo sé los planes que tengo para vosotros» —declara el Señor— «planes de bienestar y no de calamidad, para daros un futuro y una esperanza.»
  • Andad como libres, pero no uséis la libertad como pretexto para la maldad, sino empleadla como siervos de Dios.
  • Si hacéis bien a los que os hacen bien, ¿qué mérito tenéis? Porque también los pecadores hacen lo mismo.
  • Tesoros mal adquiridos no aprovechan,
    mas la justicia libra de la muerte.
  • Y el Señor nos mandó que observáramos todos estos estatutos, y que temiéramos siempre al Señor nuestro Dios para nuestro bien y para preservarnos la vida, como hasta hoy.
  • Antes bien, vestíos del Señor Jesucristo, y no penséis en proveer para las lujurias de la carne.
  • No tomarás en vano el nombre del Señor tu Dios, porque el Señor no tendrá por inocente a quien tome su nombre en vano.
  • Y sabemos que para los que aman a Dios, todas las cosas cooperan para bien, esto es, para los que son llamados conforme a su propósito.
  • También esto procede del Señor de los ejércitos,
    que ha hecho maravilloso su consejo y grande su sabiduría.

Ahora bien, el Señor es el Espíritu; y donde está el Espíritu del Señor, hay libertad.
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Versículo de la Biblia del día

Pues para mí, el vivir es Cristo y el morir es ganancia.

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Versículo de la Biblia al Azar

¿Puede una mujer olvidar a su niño de pecho,
sin compadecerse del hijo de sus entrañas?
Aunque ellas se olvidaran, yo no te olvidaré.
He aquí, en las palmas de mis manos, te he grabado;
tus muros están constantemente delante de mí.
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