Jehová, sálvanos ahora, te ruego; te ruego, Jehová, que ahora nos hagas prosperar. ¡Bendito el que viene en el nombre de Jehová! Desde la casa de Jehová os bendecimos.
Así que, si os dicen: “Mirad, está en el desierto”, no salgáis; o “Mirad, está en los aposentos”, no lo creáis, porque igual que el relámpago sale del oriente y se muestra hasta el occidente, así será también la venida del Hijo del hombre.
Pues no habéis recibido el espíritu de esclavitud para estar otra vez en temor, sino que habéis recibido el Espíritu de adopción, por el cual clamamos: «¡Abba, Padre!»