Al fracaso lo precede la soberbia humana; a los honores los precede la humildad. | Antes del quebranto se engríe el corazón del hombre, pero antes de los honores está la humildad. |
El orgullo solo genera contiendas, pero la sabiduría está con quienes oyen consejos. | Ciertamente la soberbia produce discordia, pero con los prudentes está la sabiduría. |
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Con el orgullo viene el oprobio; con la humildad, la sabiduría. | Cuando llega la soberbia, llega también la deshonra; pero con los humildes está la sabiduría. |
El altivo será humillado, pero el humilde será enaltecido. | La soberbia del hombre le acarrea humillación, pero al humilde de espíritu lo sustenta la honra. |
Por eso yo, Nabucodonosor, alabo, exalto y glorifico al Rey del cielo, porque siempre procede con rectitud y justicia, y es capaz de humillar a los soberbios. | Ahora yo, Nabucodonosor, alabo, engrandezco y glorifico al Rey del cielo, porque todas sus obras son verdaderas y sus caminos justos; y él puede humillar a los que andan con soberbia. |
Quien teme al Señor aborrece lo malo; yo aborrezco el orgullo y la arrogancia, la mala conducta y el lenguaje perverso. | El temor de Jehová es aborrecer el mal: yo aborrezco la soberbia, la arrogancia, el mal camino y la boca perversa. |
Luego añadió: —Lo que sale de la persona es lo que la contamina. Porque de adentro, del corazón humano, salen los malos pensamientos, la inmoralidad sexual, los robos, los homicidios, los adulterios, la avaricia, la maldad, el engaño, el libertinaje, la envidia, la calumnia, la arrogancia y la necedad. Todos estos males vienen de adentro y contaminan a la persona. | Pero decía que lo que sale del hombre, eso contamina al hombre, porque de dentro, del corazón de los hombres, salen los malos pensamientos, los adulterios, las fornicaciones, los homicidios, los hurtos, las avaricias, las maldades, el engaño, la lujuria, la envidia, la calumnia, el orgullo y la insensatez. Todas estas maldades salen de dentro y contaminan al hombre. |