Versículos de la Biblia sobre 'Sobre la mujer'
- El marido debe cumplir con su mujer el deber conyugal, y asimismo la mujer con su marido. La mujer no tiene dominio sobre su propio cuerpo, sino el marido; ni tampoco tiene el marido dominio sobre su propio cuerpo, sino la mujer.
- Por lo demás, cada uno de vosotros ame también a su mujer como a sí mismo; y la mujer respete a su marido.
- Engañosa es la gracia y vana la hermosura,
pero la mujer que teme a Jehová, ésa será alabada. - La casa y las riquezas son herencia de los padres,
pero don de Jehová es la mujer prudente. - Mujer virtuosa, ¿quién la hallará?
Su valor sobrepasa largamente al de las piedras preciosas. - ¡Exaltado seas, Dios, sobre los cielos!
¡Sobre toda la tierra sea tu gloria! - De la costilla que Jehová Dios tomó del hombre, hizo una mujer, y la trajo al hombre. Dijo entonces Adán: «¡Ésta sí que es hueso de mis huesos y carne de mi carne! Será llamada “Mujer”, porque del hombre fue tomada.» Por tanto dejará el hombre a su padre y a su madre, se unirá a su mujer y serán una sola carne.
- Entonces dijo Dios: «Hagamos al hombre a nuestra imagen, conforme a nuestra semejanza; y tenga potestad sobre los peces del mar, las aves de los cielos y las bestias, sobre toda la tierra y sobre todo animal que se arrastra sobre la tierra.»
- Exaltado seas, Dios, sobre los cielos,
y sobre toda la tierra sea enaltecida tu gloria. - Goteará como la lluvia mi enseñanza;
destilará como el rocío mi razonamiento,
como la llovizna sobre la grama,
como las gotas sobre la hierba. - Hay bendiciones sobre la cabeza del justo,
pero la boca de los malvados oculta violencia. - Cuando alguien esté recién casado, no saldrá a la guerra, ni en ninguna cosa se le ocupará; libre quedará en su casa durante un año para alegrar a la mujer que tomó.
- Y Jehová Dios hizo para el hombre y su mujer túnicas de pieles, y los vistió.
- No codiciarás la casa de tu prójimo: no codiciarás la mujer de tu prójimo, ni su siervo, ni su criada, ni su buey, ni su asno, ni cosa alguna de tu prójimo.
- Él edificó en el cielo su habitación
y ha establecido su expansión sobre la tierra;
él llama a las aguas del mar
y sobre la faz de la tierra las derrama:
Jehová es su nombre. - Vosotros, maridos, igualmente, vivid con ellas sabiamente, dando honor a la mujer como a vaso más frágil y como a coherederas de la gracia de la vida, para que vuestras oraciones no tengan estorbo.
- Así como tú no sabes cuál es el camino del viento ni cómo crecen los huesos en el vientre de la mujer encinta, así también ignoras la obra de Dios, el cual hace todas las cosas.
- Las casadas estén sujetas a sus propios maridos, como al Señor, porque el marido es cabeza de la mujer, así como Cristo es cabeza de la iglesia, la cual es su cuerpo, y él es su Salvador.
- En el principio creó Dios los cielos y la tierra. La tierra estaba desordenada y vacía, las tinieblas estaban sobre la faz del abismo y el espíritu de Dios se movía sobre la faz de las aguas.
- A cualquiera, pues, que me oye estas palabras y las pone en práctica, lo compararé a un hombre prudente que edificó su casa sobre la roca.
- Los bendijo Dios y les dijo: «Fructificad y multiplicaos; llenad la tierra y sometedla; ejerced potestad sobre los peces del mar, las aves de los cielos y todas las bestias que se mueven sobre la tierra.»
- La salvación es de Jehová.
¡Sobre tu pueblo sea tu bendición! Selah - Sin embargo, por causa de las fornicaciones tenga cada uno su propia mujer, y tenga cada una su propio marido.
- Sea la luz de Jehová, nuestro Dios, sobre nosotros.
La obra de nuestras manos confirma sobre nosotros;
sí, la obra de nuestras manos confirma. - Ya no hay judío ni griego; no hay esclavo ni libre; no hay hombre ni mujer, porque todos vosotros sois uno en Cristo Jesús.
- Pero al principio de la creación, hombre y mujer los hizo Dios. Por esto dejará el hombre a su padre y a su madre, y se unirá a su mujer, y los dos serán una sola carne; así que no son ya más dos, sino uno. Por tanto, lo que Dios juntó, no lo separe el hombre.
- ¿Se olvidará la mujer de lo que dio a luz,
para dejar de compadecerse del hijo de su vientre?
¡Aunque ella lo olvide,
yo nunca me olvidaré de ti!
He aquí que en las palmas de las manos te tengo esculpida;
delante de mí están siempre tus muros. - Por esto dejará el hombre a su padre y a su madre, se unirá a su mujer y los dos serán una sola carne.
- Cuando comencé a hablar, cayó el Espíritu Santo sobre ellos, como también sobre nosotros al principio.
- El ojo de Jehová está sobre los que lo temen,
sobre los que esperan en su misericordia. - Sobre toda cosa que guardes, guarda tu corazón,
porque de él mana la vida. - Recibid al débil en la fe, pero no para contender sobre opiniones.
- ¡Levántate, resplandece, porque ha venido tu luz
y la gloria de Jehová ha nacido sobre ti! - Jehová es tardo para la ira y grande en poder,
y no tendrá por inocente al culpable.
Jehová marcha sobre la tempestad y el torbellino,
y las nubes son el polvo de sus pies. - Ponme como un sello sobre tu corazón,
como una marca sobre tu brazo;
porque fuerte como la muerte es el amor
y duros como el seol los celos.
Sus brasas son brasas de fuego,
potente llama. - Oísteis que fue dicho: “No cometerás adulterio.” Pero yo os digo que cualquiera que mira a una mujer para codiciarla, ya adulteró con ella en su corazón.
- Así también los maridos deben amar a sus mujeres como a sus mismos cuerpos. El que ama a su mujer, a sí mismo se ama.
- Mas la misericordia de Jehová es desde la eternidad y hasta la eternidad
sobre los que lo temen,
y su justicia sobre los hijos de los hijos,
sobre los que guardan su pacto
y los que se acuerdan de sus mandamientos
para ponerlos por obra. - Y Jehová será rey sobre toda la tierra. En aquel día, Jehová será único, y único será su nombre.
- Vosotros sois la luz del mundo; una ciudad asentada sobre un monte no se puede esconder.
- Un abismo llama a otro
a la voz de tus cascadas;
todas tus ondas y tus olas
han pasado sobre mí. - Guarda sus estatutos y sus mandamientos, los cuales yo te mando hoy, para que te vaya bien a ti y a tus hijos después de ti, y prolongues tus días sobre la tierra que Jehová, tu Dios, te da para siempre.
- Enseñaba Jesús en una sinagoga en sábado, y había allí una mujer que desde hacía dieciocho años tenía espíritu de enfermedad, y andaba encorvada y en ninguna manera se podía enderezar. Cuando Jesús la vio, la llamó y le dijo: —Mujer, eres libre de tu enfermedad. Puso las manos sobre ella, y ella se enderezó al momento y glorificaba a Dios. Pero el alto dignatario de la sinagoga, enojado de que Jesús hubiera sanado en sábado, dijo a la gente: —Seis días hay en que se debe trabajar; en estos, pues, venid y sed sanados, y no en sábado. Entonces el Señor le respondió y dijo: —¡Hipócrita!, ¿no desatáis vosotros vuestro buey o vuestro asno del pesebre y lo lleváis a beber en sábado? Y a esta hija de Abraham, que Satanás había atado dieciocho años, ¿no se le debía desatar de esta ligadura en sábado? Al decir él estas cosas, se avergonzaban todos sus adversarios; pero todo el pueblo se regocijaba por todas las cosas gloriosas hechas por él.
- ¿Andará el hombre sobre brasas
sin que se quemen sus pies? - Pero yo sé que mi Redentor vive,
y que al fin se levantará sobre el polvo. - A todo lo creado que está en el cielo, sobre la tierra, debajo de la tierra y en el mar, y a todas las cosas que hay en ellos, oí decir: «Al que está sentado en el trono y al Cordero, sea la alabanza, la honra, la gloria y el poder, por los siglos de los siglos.»
- Haz resplandecer tu rostro sobre tu siervo;
¡sálvame por tu misericordia! - Y yo también te digo que tú eres Pedro, y sobre esta roca edificaré mi iglesia, y las puertas del Hades no la dominarán.
- Su señor le dijo: “Bien, buen siervo y fiel; sobre poco has sido fiel, sobre mucho te pondré. Entra en el gozo de tu señor.”
- Por eso Dios también lo exaltó sobre todas las cosas y le dio un nombre que es sobre todo nombre, para que en el nombre de Jesús se doble toda rodilla de los que están en los cielos, en la tierra y debajo de la tierra.
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