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Palabra de dios (2/4)

El Espíritu mismo da testimonio a nuestro espíritu de que somos hijos de Dios.El Espíritu mismo le asegura a nuestro espíritu que somos hijos de Dios.
Todo aquel que confiesa que Jesús es el Hijo de Dios, Dios permanece en él y él en Dios.Si alguien reconoce que Jesús es el Hijo de Dios, Dios permanece en él, y él en Dios.
Y toda lengua confiese que Jesucristo es Señor, para gloria de Dios Padre.Y toda lengua confiese que Jesucristo es el Señor, para gloria de Dios Padre.
¿No sabéis que sois templo de Dios y que el Espíritu de Dios habita en vosotros?¿No saben que ustedes son templo de Dios y que el Espíritu de Dios habita en ustedes?
Que la palabra de Cristo habite en abundancia en vosotros, con toda sabiduría enseñándoos y amonestándoos unos a otros con salmos, himnos y canciones espirituales, cantando a Dios con acción de gracias en vuestros corazones.Que habite en ustedes la palabra de Cristo con toda su riqueza: instrúyanse y aconséjense unos a otros con toda sabiduría; canten salmos, himnos y canciones espirituales a Dios, con gratitud de corazón.
Creó, pues, Dios al hombre a imagen suya, a imagen de Dios lo creó; varón y hembra los creó.Y Dios creó al ser humano a su imagen; lo creó a imagen de Dios. Hombre y mujer los creó.
A saber, que Dios estaba en Cristo reconciliando al mundo consigo mismo, no tomando en cuenta a los hombres sus transgresiones, y nos ha encomendado a nosotros la palabra de la reconciliación.Esto es, que en Cristo, Dios estaba reconciliando al mundo consigo mismo, no tomándole en cuenta sus pecados y encargándonos a nosotros el mensaje de la reconciliación.
Respondió Jesús y les dijo: Esta es la obra de Dios: que creáis en el que Él ha enviado.Esta es la obra de Dios: que crean en aquel a quien él envió —les respondió Jesús.
El que tiene al Hijo tiene la vida, y el que no tiene al Hijo de Dios, no tiene la vida.El que tiene al Hijo, tiene la vida; el que no tiene al Hijo de Dios, no tiene la vida.
Humillaos, pues, bajo la poderosa mano de Dios, para que Él os exalte a su debido tiempo.Humíllense, pues, bajo la poderosa mano de Dios, para que él los exalte a su debido tiempo.
Hijos, no amemos de palabra ni de lengua, sino de hecho y en verdad.Queridos hijos, no amemos de palabra ni de labios para afuera, sino con hechos y de verdad.
Porque nosotros somos colaboradores de Dios, y vosotros sois labranza de Dios, edificio de Dios.En efecto, nosotros somos colaboradores al servicio de Dios; y ustedes son el campo de cultivo de Dios, son el edificio de Dios.
Gracia a vosotros y paz de parte de Dios nuestro Padre y del Señor Jesucristo.Que Dios nuestro Padre y el Señor Jesucristo les concedan gracia y paz.
Porque el anhelo profundo de la creación es aguardar ansiosamente la revelación de los hijos de Dios.La creación aguarda con ansiedad la revelación de los hijos de Dios.
Sanad a los enfermos que haya en ella, y decidles: «Se ha acercado a vosotros el reino de Dios».Sanen a los enfermos que encuentren allí y díganles: “El reino de Dios ya está cerca de ustedes”.
Por tanto, aceptaos los unos a los otros, como también Cristo nos aceptó para gloria de Dios.Por tanto, acéptense mutuamente, así como Cristo los aceptó a ustedes para gloria de Dios.
Y el mundo pasa, y también sus pasiones, pero el que hace la voluntad de Dios permanece para siempre.El mundo se acaba con sus malos deseos, pero el que hace la voluntad de Dios permanece para siempre.
Amados, amémonos unos a otros, porque el amor es de Dios, y todo el que ama es nacido de Dios y conoce a Dios.Queridos hermanos, amémonos los unos a los otros, porque el amor viene de Dios, y todo el que ama ha nacido de él y lo conoce.
Revestíos con toda la armadura de Dios para que podáis estar firmes contra las insidias del diablo.Pónganse toda la armadura de Dios para que puedan hacer frente a las artimañas del diablo.
Aun antes de que haya palabra en mi boca, he aquí, oh Señor, tú ya la sabes toda.No me llega aún la palabra a la lengua cuando tú, Señor, ya la sabes toda.
En Dios, cuya palabra alabo, en Dios he confiado, no temeré. ¿Qué puede hacerme el hombre?Confío en Dios y alabo su palabra; confío en Dios y no siento miedo. ¿Qué puede hacerme un simple mortal?
Y no entristezcáis al Espíritu Santo de Dios, por el cual fuisteis sellados para el día de la redención.No agravien al Espíritu Santo de Dios, con el cual fueron sellados para el día de la redención.
Y diciendo: El tiempo se ha cumplido y el reino de Dios se ha acercado; arrepentíos y creed en el evangelio.Se ha cumplido el tiempo —decía—. El reino de Dios está cerca. ¡Arrepiéntanse y crean las buenas nuevas!
Entonces, ya sea que comáis, que bebáis, o que hagáis cualquier otra cosa, hacedlo todo para la gloria de Dios.En conclusión, ya sea que coman o beban o hagan cualquier otra cosa, háganlo todo para la gloria de Dios.
Respondió Jesús y le dijo: En verdad, en verdad te digo que el que no nace de nuevo no puede ver el reino de Dios.De veras te aseguro que quien no nazca de nuevo no puede ver el reino de Dios —dijo Jesús.

Entonces, el Señor Jesús, después de hablar con ellos, fue recibido en el cielo y se sentó a la diestra de Dios.Después de hablar con ellos, el Señor Jesús fue llevado al cielo y se sentó a la derecha de Dios.
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Versículo de la Biblia del día

No hay judío ni griego; no hay esclavo ni libre; no hay hombre ni mujer; porque todos sois uno en Cristo Jesús.

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Versículo de la Biblia al Azar

De manera que decimos confiadamente:
El Señor es el que me ayuda; no temeré.
¿Qué podrá hacerme el hombre?
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