- El Señor es mi pastor, nada me falta;
en verdes pastos me hace descansar.
Junto a tranquilas aguas me conduce. - Aun si voy
por valles tenebrosos,
no temeré ningún mal
porque tú estás a mi lado;
tu vara y tu bastón me reconfortan. - Seguro estoy de que la bondad y el amor
me seguirán todos los días de mi vida;
y en la casa del Señor
habitaré para siempre.