- ¡Cuán bienaventurado es aquel cuya transgresión es perdonada,
cuyo pecado es cubierto! - Mientras callé mi pecado, mi cuerpo se consumió
con mi gemir durante todo el día. - Te manifesté mi pecado,
y no encubrí mi iniquidad.
Dije: Confesaré mis transgresiones al Señor;
y tú perdonaste la culpa de mi pecado. (Selah) - Tú eres mi escondedero; de la angustia me preservarás;
con cánticos de liberación me rodearás. (Selah) - Yo te haré saber y te enseñaré el camino en que debes andar;
te aconsejaré con mis ojos puestos en ti.
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